Cuánta razón tiene el dicho popular, aquel que dice: “Las victorias tienen cien padres, las derrotas son huérfanas”. Y es que con el anuncio de la llegada de Tesla a Nuevo León un gran número de funcionarios federales y estatales se ha atribuido el mérito de la atracción de la mega inversión.
Sin el ánimo de querer desestimar la sin duda invaluable labor de los interlocutores con la empresa y de quienes estuvieron gestionando su arribo a nuestras tierras, es importante contextualizar el evento en función de la realidad actual y la historia regional.
La región sureste de Coahuila y la zona metropolitana de Monterrey, sobre todo después de la llegada de Kia, forman un poderoso clúster automotriz. Y los antecedentes se remontan varias décadas atrás, más de cuatro, cuando se instalaron en Ramos Arizpe General Motors y Daimler Chrysler, posteriormente Fiat Chrysler Automobiles (FCA) y ahora Stellantis. Después llegaron otras inversiones del sector igualmente importantes al sur de Saltillo, en Derramadero, como las operaciones de ensamble de las camionetas Ram y los tractocamiones Freightliner. La firma del Tratado de Libre Comercio vino a detonar el sector de una forma insospechada.
Desde entonces las cientos de empresas proveedoras, las conocidas como Tier 1, 2 y 3, han saturado los parques industriales, tanto del sureste de Coahuila como del centro de Nuevo León, consolidando la región como una de las más sólidas, más dinámicas y atractivas para la llegada de inversiones automotrices.
Además, Coahuila y Nuevo León se han distinguido siempre por el prestigio de sus universidades y por estar actualizando constantemente sus planes de estudios, de tal suerte que existe una correlación adecuada entre la demanda de mano de obra y la oferta educativa. Ambos estados ofrecen también centros de investigación y servicios adicionales relacionados con el sector.
El punto donde se instalará Tesla, entre Santa Catarina y Ramos Arizpe, contará con accesos importantes, ferrocarril, la disponibilidad de tres aeropuertos a menos de 40 minutos, libramientos e infraestructura suficiente en principio, aunque seguramente se tendrán que hacer algunas adecuaciones para mejorar los flujos viales.
La seguridad pública es un activo importante que los inversionistas extranjeros valoran mucho y, creo que, en este caso, fue un factor decisivo. Los indicadores de Coahuila son envidiables a nivel nacional y la expectativa es que Nuevo León los siga consolidando. Aunque actualmente Saltillo y Ramos Arizpe no presentan problemas de abasto de agua potable, este será uno de los retos regionales para los próximos años.
La paternidad de la victoria “Tesla” tiene, en efecto, muchos padres, desde muchas generaciones atrás. Es un logro de todos como sociedad. ¡Enhorabuena!