Construir una patria inclusiva y equitativa ha sido un trabajo inconcluso durante siglos, la labor iniciada por Miguel Hidalgo, José María Morelos, Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario y tantos otros héroes que se dedicaron acuciosamente a esa labor, lograr la independencia del Reino de España fue una etapa ardua, larga y difícil. La patria como expresión del territorio, la autonomía y la independencia fue objeto de luchas bravías en las que millones de mexicanos dieron su sangre.
Aún hoy se trabaja en contra de la delicada situación de marginación, exclusión, explotación, racismo y discriminación en la que sobreviven nuestros pueblos originarios en todos los ámbitos de la vida cotidiana; se lucha para resolver sus ancestrales reivindicaciones de autonomía, justicia, desarrollo y reconstitución. La Constitución de 1917 legitimaría muchas de las justificadas reivindicaciones que se habían invocado. En la revisión del nuevo pacto social mexicano se reconocería la vigencia del municipio libre y soberano en el artículo 115 constitucional, para detener la barbarie y al autoritarismo de los jefes políticos del porfiriato. En el Artículo 123 se reconocieron los derechos básicos de los trabajadores urbanos y rurales. Con la aprobación del artículo 27 se daría paso al reconocimiento y la titulación de los bienes comunales, la restitución agraria y la dotación de tierras a los desposeídos frente a la ignominia del cacique, el latifundio y otras formas de explotación campesina e indígena fomentada por la ambición, así presentamos al mundo una renovada normatividad con gran contenido social y libertario, aunque han tardado años en alcanzar vigencia y algunos se han quedado en el papel. Con la entrada en vigor del neoliberalismo, la mercantilización de la vida, la violación de los derechos fundamentales y la explotación irracional de los recursos naturales, invariablemente nos están llevando a la destrucción, por ello era necesario un cambio para detener el abuso y saqueo.
En el siglo 20, Lázaro Cárdenas y hasta el subcomandante Marcos y en el 21 Andrés Manuel López Obrador han actuado y gobernado con una visión incluyente y popular de la República, en México el nacionalismo puede ser un factor de profunda liberación democrática liberándonos poco a poco del imperialismo estadounidense. En este país hemos padecido el patrioterismo enarbolado por Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto que fungieron con incondicionales del neoliberalismo instalado por Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, estamos ante la alternativa de superar esa etapa nefasta para la nación.
El nacionalismo atribuye identidad propia y diferenciada a un territorio y a sus ciudadanos e implica la aspiración de un pueblo a tener cierta independencia en sus órganos rectores, el nacionalismo mexicano hoy todavía tiene un carácter abierto y profundamente democrático y popular, a pesar de décadas de manipulación de parte del Estado autoritario e implica ser descendiente de los grandes pueblos indígenas que desde hace más de 500 años se han resistido férreamente a ser conquistados. Ser mexicano es también luchar desde abajo para lograr las grandes transformaciones del país. Tanto la Independencia como la Revolución mexicana fueron movimientos sociales sostenidos por el pueblo.
Liberémonos del neocolonialismo y del neoliberalismo, nuestra patria es bella, su principal riqueza somos sus habitantes que la amamos, valoramos sus costumbres y su ser cultural que nos distingue. Luchemos por una patria nueva. Superaremos los tiempos de la intensa corrupción neoliberal y defendamos la soberanía y la libertad. Defendamos nuestra cultura. Yo, soy del pueblo y jamás lo podré olvidar. El pueblo es mucha pieza.