La guerra en contra del Presidente Andrés Manuel López Obrador no es de ahora, pero se ha recrudecido, a partir de los hechos revelados sobre la casa de Houston rentada por su hijo José Ramón, el debate se ha crispado. No obstante, hay hechos históricos que delatan que el intento de desafuero en el 2004 siendo AMLO Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, fue que los partidos, el PRI y el PAN, intentaron destituirlo del puesto, acusándolo del desacato de una orden judicial, la intención era impedir su postulación para la elección presidencial de 2006, fue el primer intento de guerra sucia en una elección; el apoyo masivo de los ciudadanos del D.F a AMLO impidió el desafuero, a pesar de los intentos del presidente Vicente Fox por realizarlo.
El proceso de elección a la presidencia de 2006 fue una clara guerra sucia exitosa que estableció el antecedente del fraude electoral, “López Obrador es un peligro para México”. El debate actual representa la visión de la ultra derecha conservadora que agarra cualquier hecho, por inocuo que sea para construir una estrategia de ataque al presidente y reducir o deshacer sus niveles de aprobación ciudadana; la pandemia ha sido un elemento que ha ayudado para desacreditar a los actores como Hugo López Gatell o el Secretario de salud, Jorge Alcocer, la oposición se fue con todo en contra de ellos y la vacunación; los acosos sobran, llegan de muchos lados, las difamaciones no cesan, populista, dictador, noticias falsas, memes, redes sociales con mentiras, los ataques crecen y se multiplicarán a medida que se avanza hacia los tiempos legales de la sucesión presidencial y aumentará fabulosamente el dinero que se invierta, cueste lo que cueste, lo que importa es esconder, que no salgan a la luz lo que repta en las aguas negras, la intención es causar daño al presidente, el objetivo es destruir su proyecto de transformación, acabar con el odioso, “Por el bien de todos, primero los pobres”, es la meta de la oposición política.
Los aliados de Morena, el Verde y el PT, se esconden, guardan un silencio cómplice ante los atacantes, ganaron los puestos que detentan, pero callan y el mismo Morena no saca la cara, no hay vanguardia, en cambio la derecha conservadora invierte para que AMLO se marche, pero al irse sus “aliados” seguirán en la política, disminuidos, mermados, cuando ahora deberían hablar, defender el proyecto presidencial y las posiciones ganadas, aunque los 18 gobernadores de Morena lanzaron un desplegado mediático.
La batalla es por México, nada más y nada menos, la disputa es por el país y los enemigos se engrandecen mediante el dinero. Es una guerra de cuarta generación o híbrida, ahora se golpea mediáticamente, se organizan “golpes blandos” que en realidad no son tales, se hacen a través de la desinformación o información incompleta para desacreditar a los actores políticos incómodos, es lo que se está aplicando en México en contra de AMLO, en esto juegan actores de los regímenes neoliberales en defensa de sus intereses económicos, aquí actúan las oligarquías agrupados en Mexicanos Contra la Corrupción y otros, son poderes fácticos que perdieron el dominio de la Presidencia de la República, lo cual no es poco, pero están también las corporaciones de medios de comunicación internacionales y nacionales que se han visto afectadas por las políticas públicas federales.
Es mediante la difusión del supuesto incumplimiento de promesas del gobierno como se siembra la decepción y la duda y se dice, son iguales, tan corruptos como los otros, Morena es el nuevo PRI, así se erosiona la credibilidad del gobierno de AMLO, ahí se asienta el reportaje de la casa Houston, “austeridad” ¿cuál? Hay un componente personal claro, la familia del presidente, sus hijos.
Veremos hasta dónde llegan. Lo importante es que sabemos quiénes son y lo que quieren.