La indignación ciudadana sacudió al PRI y a sus aliados incondicionales, el Panal y el Verde Ecologista; en efecto, la votación del domingo pasado dejó ver la crisis de gobernabilidad que el PRI y el gobierno federal pretendieron ignorar, la crisis de gestión de sus gobiernos locales, ahogados en la corrupción, la criminalidad del narco, el sobreendeudamiento y el autoritarismo de algunos gobernadores que ha inducido a la ausencia del Estado de Derecho.
Lo reconoció Héctor Yunes Landa, candidato del PRI al gobierno de Veracruz al aceptar su derrota, aseguró que Veracruz debe crear una nueva etapa alejada de la corrupción y la inmoralidad, dijo, los resultados de la elección reflejan una sociedad agraviada por una forma de hacer política, cansada de la postración, el abuso y el engaño.
Tengo que decir que el triunfo de Miguel Ángel Yunes Linares no me parece que augure un buen futuro para los veracruzanos, ya que el virtual gobernador tiene una carrera política plagada de corrupción y hasta de hechos delictivos (09-05-16, Francisco Zea, Excelsior), pero ha ofrecido que meterá a la cárcel a Javier Duarte el gobernador represor y corrupto, ojalá la población veracruzana organizada dé seguimiento puntual a la gestión de Yunes, ex priista, heredero de Elba Esther Gordillo y ahora representante de panistas y perredistas, ¡vaya alianzas!
Cabe destacar que el partido MORENA siendo la primera vez que contiende en Veracruz en elecciones estatales alcanzó un 26.25 por ciento de la votación a gobernador.
No puedo ocultar que el triunfo del panista Javier Corral en Chihuahua (mi tierra natal), me satisfizo, porque lo considero un político congruente, un legislador creativo y honrado, alguien que reconoce sin rubor su humilde origen social además de ser un buen periodista; Corral ofreció perseguir y castigar al otro Duarte, a César, que concitó en su contra la indignación de los ciudadanos por su desmedida corrupción; Javier prometió también dar su atención a la problemática de los tarahumaras, espero que así lo haga y detenga la pobreza y la extinción de esta etnia tan marginada.
Las elecciones del domingo pasado trajeron cambios muy importantes: Tamaulipas, asediada por el narco terror, pasará a ser gobernada por el PAN; conozco testimonios de víctimas de la violencia delincuencial en esta entidad y es espeluznante lo que ahí padece la población y la impunidad absoluta.
La del día 5 fue una elección histórica, aunque aún faltan por confirmarse algunos de los triunfos, por primera vez los panistas gobernarían en 10 entidades del País, pero hay que decir que extraña que el electorado le haya dado un triunfo tan contundente al PAN olvidando que el gobierno de Felipe Calderón fue el iniciador de la guerra contra la delincuencia organizada que le costado a este país, tan sólo en este sexenio 22,815 ejecutados e incontable desaparecidos, es una cuenta pendiente del PRIAN, lo cierto es que hay alternancia sin alternativa.
Hay que agregar que en esta elección el dinero corrió a raudales, el del narco el de los gobiernos estatales y empresarios, el voto barato se pagó a 500 pesos, las denuncias llegadas al INE fueron desestimadas, “no hay focos rojos”, ojalá el INE pase de presumir su eficacia en la instalación de casillas a su eficiencia en fiscalizar a los partidos;
Don Rubén, ¿cómo va su cochinito?
Los resultados electorales derrumban el proyecto peñista y el “Nuevo PRI” cae estrepitosamente de manera que el 2018, el 2024 y siguientes ya no son tan seguros para el otrora invencible.
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