No, todavía no estamos ante un régimen autoritario. Pero, la tentación de convertir a la 4T en uno es cada vez mayor. Cada día el presidente se resiste menos a hacer un uso desmedido del poder que le otorgaron las urnas y que está enmarcado en la Constitución.
Evidencias hay de sobra, pero me concentraré en las más contundentes.
La declaración del presidente advirtiendo que el Tren Maya va porque va. Llueva, truene o relampagueé. ¿No es el intento de imposición de una voluntad única prueba de la propensión presencial hacia la tiranía? ¿Por qué no importa el impacto ambiental que ocasionará la obra ni el sentir de las comunidades cuyas vidas serán irremediablemente afectadas?
La exoneración a priori de Manuel Bartlett y la condena, también sin elementos, a quienes han investigado al autor de “la caída del sistema” revelando el gigantesco patrimonio que olvidó declarar el funcionario en su 3de3. ¿A caso la auto adjudicación de las atribuciones de otros poderes por parte del presidente no es propio de los dictadores? En la administración pasada, lastimosa por demás, al menos se simulaba una investigación. Aquí simple y sencillamente el presidente -que también se auto exonera en el caso de las empresas de las que es socio- asume la inocencia de quienes le conviene y la culpabilidad de sus adversarios: él es la ley.
Finalmente, la intentona de parte de los senadores de Morena de declarar la desaparición de poderes en Guanajuato, única entidad en la que AMLO no obtuvo el triunfo electoral y que actualmente vive un clima de elevada criminalidad ocasionada por el abandono del gobierno federal y el fracaso de las estrategias de Seguridad. ¿No es característica primordial de los regímenes dictatoriales el asalto al orden constitucional vulnerando la autonomía de las entidades federativas?
Algunos dirán que los gobiernos anteriores también fueron autoritarios: puede ser. Otros me acusarán de tenerle mala voluntad a AMLO: eso seguro. Pero las evidencias que prueban mi decir allí están.
@marcelotorresc