En el fértil terreno de la política crecen con frecuencia los abrojos y las espinas del pragmatismo, que ahuyentan al idealismo y sus causas. Al tratar de generar aportaciones, los académicos y teóricos de las mejores prácticas gubernamentales se topan comúnmente con el monolítico dique de la realidad.
Hace un par de años leí CitizenVille, del californiano Gavin Newsom, un texto con brillantes y útiles ideas para mejorar nuestras ciudades mediante el uso de la tecnología. Sin duda, lectura obligada para quienes aspiren a participar en política.
Newsom pone como referente FarmVille, popular videojuego en redes sociales e inspiración de su libro. FarmVille consiste en interactuar visitando amigos de otras granjas virtuales, hacer regalos y competir en las cosechas. Los jugadores, que se cuentan por decenas de millones, suelen pasan horas y horas para mantener sus granjas, gastando incluso dinero real.
Pero Newsom se pregunta: En lugar de dedicar tanto tiempo y recursos en este pasatiempo, ¿por qué no jugar mejor a cuidar y mejorar nuestro barrio o ciudad? Si la competencia es parte esencial del ser humano, ¡pues motivémosla! Se podrían integrar equipos por colonias o sectores, invitándolos a realizar acciones a favor de la comunidad, y reportándolos en la aplicación CitizenVille, con su respectiva evidencia, para acumular puntos.
Al sector o colonia ganadora se le podría premiar con una plaza con kiosco o una cancha de fútbol rápido, por ejemplo, y al triunfador en lo individual, con efectivo o simbólicamente, como declararlo “Alcalde por un día”.
El demócrata Newsom, ex alcalde de San Francisco, destaca un punto fundamental: la gente está dispuesta a pagar por jugar. En vez de tirar el dinero comprando herramientas inexistentes o semillas imaginarias, ¿por qué no invertir, a través del juego, para quitar un graffiti de una pared, reparar una banqueta o tapar un bache?
La Web 1 fue sobre información en una vía. La Web 2 es diferente, es sobre colaboración, interacción, diálogo y redes. Y el problema de los gobiernos del mundo, sostiene Newson, es que se quedaron en la Web 1, en el siglo pasado, mientras todo ha cambiado, y lo peor del caso es su renuencia a cambiar.
La propuesta de Newsom cobra relevancia porque acaba de resultar electo gobernador de California para, cuando menos, los próximos cuatro años. Veamos si a la teoría puede volverla realidad, si puede vencer a la burocracia y si puede aplicar sus ideas vanguardistas. Si lo logra, será el inicio para convertir a Norteamérica en una Villa Ciudadana.