La humanidad vivió y vive cotidianamente historias de violencia perpetrada por las bandas delictivas, fue gracias al peso del Estado y sus aparatos represores y a la instauración de la escuela, el ejército y la policía que ha sido posible contener en alguna medida la violencia. Gracias al Estado-arbitro las leyes más o menos se respetan. En gran medida todos los pueblos son violentos aunque todos son educables, es posible promover entre ellos una cultura no violenta, una cultura de la razón y de la dignidad, del derecho en lugar del abuso y del delirio; en la mayoría de las sociedades modernas la violencia es considerada como anormal y aunque sea aún con suavidad, con blandura va creciendo la idea de la fraternidad, de los derechos humanos que son considerados universales y defienden la igualdad promoviendo la dignidad del ser humano.
La violencia escolar es también universal, en los Estados Unidos frecuentemente, gracias al derecho de la portación de armas de fuego, las masacres escolares son habituales, menores de edad que se arman en sus hogares y perpetran matanzas colectivas de alumnos y maestros.
En México las causas más frecuentes de violencia escolar son, el acoso físico, manifestado a través de puñetazos, puntapiés y destrucción de bienes; el acoso psicológico, se presenta como burlas, insultos y amenazas, mediante la propagación de rumores y la exclusión del grupo. Los grupos escolares de educación básica suelen ser crueles con sus compañeros, sobre todo si éstos tienen alguna discapacidad, por ello es importante que el magisterio esté capacitado para inducir el respeto y la tolerancia entre y hacia los alumnos que puedan presentar “diferencias” o discapacidades.
Es muy importante que los trabajadores del SNTE hayan puesto en marcha el programa, “Soy docente” que comprende un empleo amplio de conocimientos, no limitado a lo académico sino lo comprendido en el aspecto psicoemocional para combatir la violencia escolar, lo cual implica ampliar su conocimiento hacia lo psicosocial que puede comprender la conciencia de la frustración o la autorregulación a fin de afrontar con éxito en momentos difíciles algunas etapas de la vida; igualmente es fundamental que los docentes detecten a tiempo el uso de drogas que ya es común en los menores de edad y que traten con los padres de familia ese problema y las formas de prevenirlo y afrontarlo.
Si se pretende evitar la violencia escolar lo fundamental es apostar por la prevención en los menores, actuar antes de que se desarrolle el problema de violencia, aunque el hogar en esta situación aporta lo suyo. Una de las cosas más importante para erradicar la violencia escolar es trabajar la educación emocional, para lo cual se prepara escasamente a la docencia, en ello las instituciones que instruyen a los docentes, las facultades de la Normal Superior tienen su aporte y su deber.
Dentro del trabajo de la educación emocional, conviene que el infante conozca sus emociones y sobre todo, cómo actuar frente a ellas, sin lugar a dudas ello le va a producir aprendizajes significativos para hacer frente a diversas situaciones que le generen estrés o frustración. Es importante inducir un espacio de diálogo en donde los y las alumnas puedan contar qué les pasa y contemplar qué respuestas pueden elaborar frente a determinadas situaciones.
El docente debe crear situaciones de aprendizaje que no sean competitivas, que estén diseñadas para que un alumno logre un objetivo, sólo si los demás alumnos también lo logran. Este tipo de actividades fomentan la cooperación entre compañeros, el aprendizaje mutuo y el intercambio de roles. Es importante que los docentes conozcan las debilidades y fortalezas de cada alumno para crear grupos heterogéneos y oportunidades de éxito que refuercen positivamente las interacciones.
El trabajo cooperativo genera más productividad que el trabajo individual, genera un razonamiento intelectual más elevado, crea oportunidades de interacción entre alumnos y da recompensas grupales que suelen ser mejor percibidas que las individuales. Realizar reglas de convivencia claras en el aula y tener pautas establecidas es una forma de protegerse ante los conflictos escolares, qué se puede hacer y qué no es fundamental para un buen clima de convivencia. Es deseable que los maestros tengan clara su labor y se preparen sin pausa en los avances del aprendizaje.