Ya pasó una semana de la elección del “súper domingo”. Han sido decenas las columnas, los editoriales y los artículos escritos al respecto, a lo largo y ancho del país, especulando y brindando teorías sobre el resultado electoral. He leído de todo. Desde las opiniones más estudiadas, concienzudas y plausibles, hasta las conclusiones más improbables y descabelladas. Rescato, a continuación, algunas ideas importantes con las que coincido:
1) Las estructuras ya no funcionan como antes. Las de Tamaulipas y Durango, consideradas como de las más sólidas del país, fallaron. Se nos ha olvidado que las bases partidistas están conformadas por personas de carne y hueso, que piensan y sienten, y cada día están más informadas. “Tienen la consistencia del merengue”, dice mi paisano Catón al describir las estructuras.
2) Las candidaturas independientes se desinflan. Aunque ganaron algunos municipios importantes, la expectativa era muy superior, como en Chihuahua; con lo cual se fortalece la tesis de que lo sucedido en Nuevo León fue un conjunto de circunstancias de improbable repetición en el futuro cercano.
3) El voto de castigo fue en contra de los gobiernos locales. No comparto la idea de, en la generalidad, un sufragio en contra del PRI o del Gobierno. Si eso hubiera sido cierto no se habría retenido ni una gubernatura ni el PRI hubiera rescatado importantes bastiones, como Oaxaca y Sinaloa. En cambio, la alternancia se observó en ocho entidades federativas.
Coincido con la teoría de Leo Zuckermann sobre “La segunda transición a la democracia en México”: en el 2000 se dio la transición en el Gobierno Federal, generando vacíos de poder que fueron llenados por los gobiernos locales, al grado de convertirse en verdaderos virreinatos. La reciente elección fue una cruzada en contra de la corrupción, el endeudamiento, el autoritarismo y la impunidad local. Todos los partidos perdieron; claro, al PRI le tocó más porque gobernaba más.
4) Las encuestas fallaron… ¡Otra vez! Incluso las de salida, lo que hace la situación más grave aún. Los encuestadores no se han pronunciado. Sus detractores señalan faltas que van desde la torpeza metodológica hasta el sesgo voluntario y dirigido. Yo me inclino por pensar que ellos fueron a su vez engañados por una ciudadanía que jugó con estrategia y por una estructura que mostró su rebeldía e inconformidad en las urnas, no antes.
5) La izquierda crece, pero se divide. Aunque se esperaba más de Morena, no le fue nada mal para ser un partido de reciente creación. Al PRD, por su parte, le funcionó ese extraño maridaje electorero con el PAN para ganar algunas gubernaturas y fortalecerse en esos estados.
Existen otras ideas y colofones relevantes que por cuestiones de espacio me es imposible incluir. Solo insistiré en mencionar lo de una columna anterior: los resultados electorales (del 5 de junio) no vaticinan nada para el 2018, salvo una contienda reñida. Las dinámicas electorales municipales, estatales y federales son propias y diferentes; el electorado lo sabe y vota en consecuencia.
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