“No es raro que el político maneje la verdad, pero, como el que no lo es, está esgrimiendo la mentira, ocurre que se engaña con la verdad. Además, la verdad disimulada no es mentira”. Maquiavelo.
Decía Reyes Heroles, que en México: “la forma era el fondo” y desafortunadamente los sucesos de antes, después y ahora, nos confirman la teoría sobre el comportamiento de una sociedad en la que es más importante como se dicen las cosas, que ellas mismas.
Los disfraces y las simulaciones han invadido las acciones de los gobiernos, de tal manera que hoy resulta casi imposible diferenciar la realidad.
Las cajas chinas, las verdades a medias, las encuestas lapiceadas, los falsos o fakes nos distraen y logran el cometido en el engaño.
También, esas raras alianzas entre contrarios que nunca han dejado de serlo y que, a la hora de la afectación de intereses, terminan peor que antes de esa unión a medias.
Igual se simula en las cotizaciones o adjudicaciones, que en la designación de consejeros de una Institución o en la selección de jueces y magistrados, al fin de cuentas la gente se acostumbra a que la manipulación de la ley, es la ley misma.
Dos sucesos en Coahuila llaman la atención en la semana, generados por el mensaje que conlleva precisamente en alentar la forma y olvidar el fondo de las cosas.
La primera sucedió con la elección de los directores de Planeación y Asuntos Académicos, y Tesorero de la UAdeC o escuela de cuadros del PRI- Coahuila.
A la sesión del Consejo Universitario asistieron 302 personas quienes eligieron las propuestas de los funcionarios y cada uno recibió la votación para ser electo, de tal manera que la directora de Asuntos Académicos recibió los 302 completos, el tesorero 300 y el director de planeación fue reelecto por 266 votos, 6 en contra y 10 abstenciones, es decir, 34 personas no estuvieron de acuerdo en su nominación personal y única como ya se está haciendo costumbre en esa escuela.
Alberto Montalvo tiene como antecedentes el haber sido director de la FCA y de haber impuesto a su esposa como sucesora, convirtiéndose luego en director de planeación por obra y gracia del rector guerrillero.
El mensaje fue claro aun cuando se trató de una elección vigilada, Montalvo no goza de las simpatías en la Institución aunque vaya solo y es que hay antecedentes de manejo de dinero en la FCA y la dirección de planeación que hacen suponer obscuridad en la administración, de tal magnitud que Vanguardia reporto una información referente a los estudios de su hijo en el extranjero en una escuela que cuesta más de 50,000 dólares anuales y que con el sueldo de Montalvo y su esposa, apenas alcanzarían para una vida muy modesta que contrasta con el estilo que la pareja lleva.
Así las cosas, con la simulación y el cobro de facturas en la UAdeC que hubo que pagar a cambio del apoyo incondicional de la hueste universitaria. Haya cosa.
Por otra parte, otra simulación aconteció en la visita de Xóchitl Gálvez y esta vez realizada por el ex gerente de negocios Riquelme, quien sueña con ser Senador y a quien le entregaron un guión que apenas pudo leer, en el que se afirmó que el PRI haría presidenta a Gálvez.
Descuidando la esencia del momento y haciendo a un lado la alianza estratégica que es necesaria para sacar a Morena de Palacio, Riquelme genera un mensaje de acomodo con la dirigencia nacional y con su patrón ahí presente, a quien le cuido los negocios por 6 años y se quedó con la morralla.
Dejo a un lado que es el gobernador Jiménez, el priísta número uno del estado, y que aun cuando no podía estar presente en el acto, refiere el status de apoyo necesario a la campaña presidencial.
Riquelme en su discurso alentó a los votantes a hacerlo por el PRI en la boleta, cuidando su frágil candidatura y confiado en que las cosas serán como en junio pasado, en donde privó la confusión y la negociación política.
El aforismo es de Borges: “Creo que ningún político puede ser una persona totalmente sincera. Un político está buscando siempre electores y dice lo que esperan que diga. En el caso de un discurso político, los que opinan son los oyentes, más que el orador. El orador es una especie de espejo o eco de lo que los demás piensan. Si no es así, fracasa”.