Hay que poner las cosas en perspectiva. Tomar no sólo los números sino las circunstancias y evaluar los resultados electorales de la manera más objetiva posible, tratando de aprender para mejorar.
Acción Nacional perdió las dos gubernaturas que estaban en juego: Baja California, luego de tres décadas de estar bajo dominio blanquiazul y Puebla, tras la trágica muerte de los Moreno Valle-Alonso. Por supuesto que duele, aunque siempre hay peores formas de ser derrotados.
En contraste, logramos triunfos contundentes en casi todas las alcaldías de Aguascalientes y las diputaciones locales en Tamaulipas. El crecimiento en Durango es también digno de valorar. En general fuimos el partido que más votos recibió; aunque enfrentamos todos un muy elevado nivel de abstencionismo.
Morena prometió ser una aplanadora… se quedó muy lejos de serlo. Para poder ganar en Puebla tuvieron que recurrir, además del PT al Partido Verde que ya perdió todo recato y se vende cínicamente al mejor postor (o, en este caso, impostor). El efecto AMLO sigue impactando. Pero ya no igual que la primera ola. Ya no fue un tsunami. Ya no lo inundaron todo.
Los resultados nos presentan como una alternativa real a la oferta de López Obrador. Por eso la andanada de ataques en las redes los días posteriores: si ya nos hubieran borrado, como dicen algunos en Morena, entonces simplemente nos ignorarían.
No tuvieron los avances que esperaban, esa es una realidad. Juraban que los 30 millones de votos del año pasado eran una especie decisión unánime a su favor. Que el resto de la población iba a aceptar su hegemonía sin chistar, y se arrodillaría ante el mesías. Que este país ya era suyo y podían hacer cualquier locura con él.
Se equivocaron. Las urnas hablaron una vez más y demostraron que la ciudadanía no tiene un apoyo incondicional hacia el presidente. Nosotros, por tanto, no debemos tampoco dormirnos en nuestros laureles y esperar a que las tendencias nos favorezcan por su propia dinámica. Necesitamos actuar y hacerlo con gran sentido patriótico e histórico.
Debemos prepararnos y esforzarnos todavía más, mucho más, no por el poder, por México.