El derecho de las mujeres a participar en la investigación científica es un suceso incontrovertible de reciente advenimiento y además de elemental justicia, aunque para las mujeres su participación en la ciencia, la tecnología y la innovación, tradicionalmente ha estado muy limitada.
De acuerdo a los datos de este año del Sistema Nacional de Investigadores (SIN) en México hay 17 950 hombres, el 62,7 por ciento y 10 683 mujeres que representan el 37,3, según las especialistas que han analizado el tema, el porcentaje de mujeres ha aumentado más rápidamente que el de hombres.
Es interesante analizar cómo están distribuidos por sexos en las diferentes profesiones, por ejemplo en el área de salud, el 49.7 por ciento son mujeres, prácticamente la mitad del personal, en humanidades igual, biología el 42. 5 por ciento, en ciencias sociales 40.1, en biotecnología 36.5 en ingeniería, ciencias exactas y astronomía el porcentaje de mujeres baja significativamente al 22,2 por ciento esta es una distribución internacional.
Estas cifras significan un gran avance, en efecto el registro y la publicación de estos datos reflejan que hay áreas científicas que se han ido feminizando gracias a la apertura de las universidades en las que hay carreras en que el número de mujeres es mayor que el de hombres, en la UNAM la carrera de biología es un gran ejemplo, aunque al aumentar el nivel de preparación aumenta la discriminación hacia ellas, sobre todo si se toma en cuenta que muchas se casan, se embarazan y deben abandonar los estudios para atender los asuntos domésticos, aunque hay algunas que posponen la maternidad y hasta la vida con su pareja para poder aplicar en posgrado y dedicarse a la investigación.
Según las cifras del Conacyt el 46 por ciento de las becas que otorga son para mujeres lo que significa un dato notable, el cambio más importante en este tema se ha presentado a partir del año 2000 en adelante; aunque la discriminación en este tema va en ambas direcciones, pero en los niveles más altos de la investigación y el posgrado las mujeres avanzan, aunque son datos que se conocen poco.
Es importante tomar en cuenta que para las mujeres científicas el Conacyt tiene otros programas como el que mantiene con el Inmujeres y dentro de las redes temáticas, un año más por embarazo, un programa para mujeres madres de familia y otro para mujeres indígenas en el posgrado; además existe la Red Mexicana de Ciencia Tecnología y Género en estos participan más de 15 universidades del país en todos los campos del conocimiento aunque predominan las sociólogas y las físicas, esta forma de organización ayuda mucho a impulsar una mirada muy crítica del sistema de la educación superior, la ciencia y la tecnología para observar cómo cambia el conocimiento; ellas sostienen que es muy importante que las mujeres lleguen a puestos de decisión a fin de poder impulsar la equidad científica y romper los estereotipos y los prejuicios que alejan a mujeres y hombres de algunas carreras porque lo social es lo que orienta el desarrollo de las personas.
Las científicas de la UNAM señalan que en filosofía e historia hay muy pocas mujeres e invitan a las mujeres jóvenes a que se atrevan a abrir brechas como lo han hecho la bióloga Rosaura Ruiz, doctora en biología que fue candidata a la rectoría, Julia Tagüeña Parga, doctora en física y Directora de Desarrollo Científico del Conacyt y Norma Blázquez Graf, doctora en filosofía, especialista en estudios de género, ellas trabajan en programas de apoyos para mujeres en las diversas áreas científicas.
Ya es tiempo de que se den a conocer las carreras universitarias y el resultado del trabajo de las mujeres que están en la cima del desarrollo científico y tecnológico en México y en Coahuila, porque hasta ahora, la mayoría han sido ignoradas.