…En el PAN.
Isidro López Villarreal, alcalde de Saltillo y fugaz aspirante a la gubernatura, busca pacto con Los Calderon (Felipe y Margarita). Pero, ¿que no son estos personajes los compadres de Guillermo Anaya, lo han abandonado para dar paso a una nueva etapa de apoyos estatales para la cuajada aspiración de Margarita Zavala por la presidencia (por el PAN o por la independiente); en ella tienen más peso, Isidro y su liderazgo nacional de alcaldes, que el compadre Anaya, candidato perdedor contra Moreira?
¿El fantasma de la probable alianza subterfugia de Memo con Rubén, completó la decisión calderonista? Fuese como fuese, “haiga sido como haiga sido”, la deslealtad al compadre se cuece en caliente. ¿Calderón deja solo a su compadre Memo, otra vez; Isidro traiciona el pacto con Anaya y los panistas locales, y agandalla compadres?
Gustavo Madero y Anaya, (el otro, el de Querétaro), hicieron un pacto. Gustavo traía todo el control, lo obtuvo sacudiéndose la hegemonía de Felipe Calderón, luego de su sexenio. Impulsó a Ricardo a la dirigencia de los diputados, él se retiraría un tiempo a atender temas de salud. Anaya Cortés le cuidaría la silla del PAN (que, “ciertamente”, le entregó Madero a Anaya, envuelta para regalo). Pero al volver, ya Anaya se había visto. Luego de los triunfos del PAN en junio o de las derrotas del PRI, (que no es lo mismo), Ricardo se sintió con patas de jinete, y le dijo a Madero que no será líder de la cámara de diputados, que de pactos ni se acuerda. ¿Madero traicionó a Calderón o no eran grupo, Anaya dio la espalda a Madero o no eran equipo; y hombre que no se raja tres veces, no es hombre? ¿La candidatura de Margarita y el regreso del albiazul al poder nacional, requieren de unidad y Anaya lo ha entendido y se ha sumado a la cargada fuerte, sacando la vuelta a los diferendos entre Calderón y Madero, reventando el hilo (y el madero) por lo más delgado?
Y Memo Anaya, que fue creado políticamente por Jorge Zermeño Infante, que su catapulta lo llevó a ser alcalde, sin que él, lo soñara siquiera. ¿No fue Guillermo un traidor con Jorge, no lo dejó en la estacada para ser candidato a gobernador, y esa divisiones (como la última en que dejaron fuera de la candidatura por la diputación federal a Zermeño, para que no creciera), son las que hacen desperdiciar las oportunidades al PAN y han fortalecido a Los Moreira? Y luego, ¿en “venganza natural”, su amigo y aliado, Luis Fernando Salazar, ahora que la candidatura es más que ganadora, se ha sentido con ganas y le hace la competencia a Memo?
…En el PRI.
¿Javier Guerrero García, abrazado por el centro y animado por ministros, deja de hacer fórmula con Enrique Martínez y Morales, y por ende da la espalda a Enrique embajador? La guerra local por el delfín anticipado, han vuelto frágiles las alianzas y han enturbiado el agua en la tina política. Entonces, las divisiones que Moreira deseaba, a las que le ha apostado en toda su cicuta mediática, van dando resultado. Pero “una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa”. Dan resultado las maquiavélicas contrapunteadas (dejan al PRI más dolido que nunca, más vulnerable que lo calculado); pero el mandatario, ni saldrá bien ni será mano.
Los beneficiarios del desorden, el alonche y los negocios, en este Moreirato (Tereso Medina, Jericó Abramo, etc.), se hincan bajo presión e irán dimitiendo uno a uno, en el guión rubenil. Pero están molestos, se dicen usados, se dicen corrompidos. Son ellos quienes desde afuera, en redes y plataformas partidarias, tejen una traidora red anti moreirista. La debacle del tricolor se fragua desde dentro. La desbandada se anima y los burócratas ya se venden al mejor postor. La información fluye cada vez más suave, los papeles se copian y las facturas se escanean.
…Los aspirantes resentidos que saltan de partido.
Son una constante promiscua los abandonos de ideología, los rescates de resentidos (de un partido a otro, a cambio de canonjías o candidaturas), los convenencieros que brincan las trancas, sin cargo alguno de conciencia. Son estas, muestras inequívocas del diluimiento ideológico. No hay pertenencia ni hay lealtades, todo gira en torno al dinero, al poder y a la cochina ocasión.