Cada semana que pasa, las sorpresas van en aumento. Recién el obispo Raúl Vera denunció, desde el púlpito y ante cientos de fieles, un faltante en el fondo de Pensiones y Salud de la Sección 38 del SNTE, por ¡34 mil millones de pesos! O sea, una cantidad semejante a la megadeuda de Coahuila. Se trata del saqueo de cientos de millones de pesos que hasta ahora los profesores, que viven en plantón permanente frente a Palacio Gobierno, se han atrevido a denunciar, aunque ni ellos mismos saben que han tocado fibras neurálgicas centrales de la corrupción en que está hundido el estado.
Decir ¡34 mil millones de pesos!, es hablar de muchos, pero muchos pesos que en mi imaginación y en la mayoría de la gente común, no caben, aunque sí han cabido, y muy bien por cierto, en los bolsillos de un grupito de fieles funcionarios y parientes del gobernador Rubén Moreira.
Es fácil rastrear esos fondos, ver dónde se quedaron “atorados”, quiénes se han beneficiado con tanto dinero que fue, alguna vez, propiedad de la poderosa sección 38 del SNTE misma que hoy se encuentra al borde del abismo financiero, sino es que, a estas alturas, ya cayó al precipicio llevándose a miles de maestros, en activo y jubilados en esa caída sin fondo.
Esta “desaparición” de ¡34 mil millones de pesos!, correspondientes al fondo de Pensiones de los profesores, dejan en claro que éste es el mayor Mega Fraude, cometido en la historia de la entidad y cuyos responsables serían, directamente, los hermanos Moreira.
Estos fondos millonarios, tiene beneficiarios, unos cuantos con nombre y apellido y fácilmente se pueden encontrar en alguna oficina de la actual administración.
Ejemplos y pruebas irrefutables: Ismael Ramos Flores, el actual Secretario de Finanzas del gobierno de Moreira, desde hace diez años dio el mayor golpe de suerte de su vida. Su proximidad con el entonces subsecretario de gobierno, en la administración de Humberto Moreira, lo llevaron a él y a su cuñado Jesús Ochoa Galindo, a ocupar cargos importantes.
La mediana clase de “Lito”, como le llaman sus amigos, terminó para dar paso a la opulencia, a la riqueza mal habida, a gastar el dinero de la Megadeuda, de la que es partícipe y además, a gastar el dinero que era propiedad de los maestros. ¡34 mil millones de pesos, son muchos millones!
Nada más imagine usted la residencia que tiene ahora “Don” Ismael Ramos por allá por el rumbo de Nogalar del Campestre y que pega, barda con barda, con la suntuosa propiedad de su cuñado, el exrector Ochoa Galindo y actual Secretario de Educación Pública de Coahuila.
Según algunos peritos, entre las dos propiedades se puede sumar algo así como los 150 millones de pesos en valor, aunque falta ver los interiores de las “viviendas” de estos dos personajes torvos.
Esos mismos peritos aseguran que la residencia de “Lito” Ramos debe andar por el orden de los 70 millones de pesos, sin considerar muchos acabados y menaje, entre lo que se cuentan verdaderas obras de arte en muebles, cuadros, etc,etc.
Estas fastuosas propiedades de los “grandes cuñados de Saltillo” son un botón más de muestra de la corrupción que sigue cabalgando en la entidad y que es solapada por un gobernador más abusivo, más avaricioso, más insaciable, aún. Cuando la manzana principal se encuentra podrida alcanza a todas las demás que están dentro de la caja.
Ahora bien, los maestros están peleando 600 millones de pesos que abusivamente les arrebataron Rubén Moreira y su cómplice Ismael Ramos, perdón, su colaborador principal en la Secretaría de Finanzas.
Bajo quién sabe qué argucias se quedaron con el dinero de los maestros, pero no con esos “600 milloncillos de pesos” que son como quitarle el pelo a un gato, no señor, se quedaron con la tajada grande, con mucho, muchísimo dinero, dinero que suma más ceros que la mega deuda que heredaron Humberto Moreira y Jorge Torres López, los ex gobernadores.
Es por eso que los maestros deben abrir los ojos a la realidad, exigir ya no solo que les devuelvan esa “miseria de 600 millones de pesos” para rescatar el servicio médico de la Sección 38. Es momento de exigir una auditoría a fondo, pero muy a fondo, para saber el destino de los ¡34 mil millones de pesos! del megafraude más grande cometido por Rubén y Carlos Moreira a través de su fiel sirviente, Ismael Ramos Flores.
Auditoría. Esa es la palabra correcta. Auditoría a las cuentas de la 38, empezando por los movimientos que se realizaron en el gobierno del padrino de los Moreira, Eliseo Mendoza Berrueto quien, oh cosas veredes mío Cid, también está en la nómina de jubilados de esa sección sindical, misma que utilizó, durante su administración, como su caja chica y cuando se opusieron los líderes se registraron crímenes, asesinatos de los que hablaré en otro artículo.
Auditoría al manejo de los fondos que realizó Carlos Moreira Valdés, quien ahora también es propietario de suntuosas residencias en algunos municipios de Coahuila, en Cuernavaca, en la ciudad de México y hasta en alguna playa de México, como Vallarta.
Auditoría a todos los papeles financieros de la 38 para saber quién, quiénes, cuándo, cómo, fue que un grupo de delincuentes vestidos de funcionarios públicos se apoderaron del dinero de los maestros y, no solo eso, siguen medrando de ese raquítico presupuesto que dejaron porque tienen el descaro de cobrar quincenas en calidad de “jubilados”.
Admiro a los maestros que se han apostado en las afueras de Palacio de Gobierno, padeciendo las inclemencias del tiempo, para exigir respeto a sus derechos humanos, para exigir la devolución de su dinero, para exigir la cancelación de la Ley Moreira; y los voy a admirar más cuando hagan eco de las palabras del Obispo Vera López y exijan, al grito de ya, una auditoría general, que se realice a través de una empresa contable que no tenga nada que ver con los pillos que ostentan el poder público y el manejo de las finanzas de Coahuila, todo para saber el destino de ¡34 mil millones de pesos!
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hay qué recordar a estos rateros: que nada se van a llevar, …