Fue el hartazgo y no otra cosa lo que llevó a López Obrador a la Presidencia. Los mexicanos se habían cansado, con toda razón, de las corruptelas de los gobiernos anteriores; las cuales fueron tan graves y escandalosas que opacaron los resultados positivos que, aunque se nieguen a reconocerlos, por supuesto que los hubo.
Todo voto de castigo está sin duda acompañado de cierta esperanza. En el 2018 los mexicanos confiaban en estar llevando al poder a una persona honesta que se hiciera rodear de otros ciudadanos honrados y capaces.
Hoy, cerca de dos años después de asumido el control del país, AMLO y los suyos demuestran no sólo que no dan resultados, sino que son tan corruptos como los peores del pasado. La lista de escándalos es cada vez mayor: las múltiples propiedades que Bartlett “olvidó” incluir en su declaración patrimonial; las casas de la secretaría de la Función Pública y su petulante esposo; las compras a precios desorbitados de cubrebocas por parte del IMSS; los videos de entregas ilegales de dinero de los que no se dijo ni Pío y; ahora, como colmo de los colmos, el saqueo en el Instituto para devolver al Pueblo lo Robado.
Pero lo más indignante es la propensión del presidente a “hacerse de la vista gorda”. Todos sabemos lo lento que AMLO articula sus palabras; excepto cuando de justificar un latrocinio de los suyos se trata; entonces, raudo y veloz sale a recetarse sus inverosímiles justificaciones que nadie cree, ni siquiera quienes las repiten.
No hay nada que indique entonces que ese hartazgo que llevó al poder a la 4T vaya a desaparecer. Todo lo contrario, se va a acrecentar. Un dato para suponer que así será: en lo que va de su mandato y hasta 23 de septiembre pasado, han ocurrido 62 mil 377 homicidios dolosos, es decir, el 62% del total de los que hubo en el sexenio de Calderón y el doble de los que hubo con Peña Nieto.
De ese tamaño es su fracaso. Por eso, es urgente que nos constituimos en una alternativa real, que además de ofrecer resultados, pueda garantizar que ni un peso será malversado. Es todo lo que en México exige y todo lo que, por supuesto, merece.
@marcelotorresc
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