Pasan los años y sin embargo hay cosas que nunca cambian en Coahuila. Insertados en la médula, protegidos por la columna vertebral de la administración estatal, da igual si gobierna un Moreira, una vaca dormida o un Riquelme. El caso es que sus intereses y sus negocios nunca se ven afectados.
Se trata de los Aguillón Rosales. Hugo Armando, Carlos Mauricio, Gabriel y David.
El primero de ellos, como apoderado legal de Servicios Integrados Gama, S.A.de C.V., ha facturado 647 millones mil 792 pesos al Gobierno del Estado entre 2012 y 2018.
Su coartada son los desayunos calientes, fríos y “despensas saludables”. Obviamente no gana todas las licitaciones, ya que de vez en cuando a otro proveedor le caen algunos convenios de cuantía menor –como si en Coahuila hiciera falta despistar algo– aunque sistemáticamente la llave de los recursos conduce hacia su huerto y el DIF estatal es su pozo inagotable. Esté quien esté al frente como director. Lo mismo con Héctor Franco, Jaime Bueno, Sergio Sisbeles y Roberto Cárdenas. Todos autorizan las compras.
Así se agenció 109 millones 31 mil 797 pesos en 2018, vía dos contratos firmados el 10 de agosto con una vigencia que termina el 30 de junio y 31 de julio de 2019 respectivamente. Otros 75 millones 801 mil 912 en 2017; 105 millones 447 mil 86 más en 2016; 107 millones 14 mil 432 en 2015; 88 millones 940 mil 328 en 2014; 117 millones 313 mil 816 en 2013, y 43 millones 452 mil 421 pesos en 2012.
Un total de 647 millones mil 792 pesos producto de 30 transacciones. Para dimensionar: equivale a que la administración estatal le extendiera un pago mensual de 7 millones 702 mil pesos, o 256 mil 746 pesos diarios… ¡durante siete años consecutivos!
Irónico, ya que por “insuficiencia de liquidez de carácter temporal”, Finanzas acaba de pedir prestados 200 millones de pesos a HSBC el pasado 7 de febrero.
Por si fuera poco, Servicios Integrados Gama, S.A.de C.V. cobró 8 millones 667 mil 250 pesos en 2018 al DIF Saltillo.
¿A nadie le resulta extraño siquiera que gane siempre un mismo proveedor y que sus contratos prácticamente sean copia uno del otro, año tras año? ¿Para qué sirven las instituciones relacionadas con la rendición de cuentas anticorrupción (ASE, SEA, TJA, TSJE, SEFIR) cuyo “funcionamiento” (o disfuncionalidad, según se vea) absorbe mil 350 millones de pesos anuales del presupuesto?
Ahora bien, como todo mundo sabe, Hugo Armando Aguillón Rosales es hermano de David, excoordinador de la Unidad de Comunicación Social con Humberto Moreira, exsecretario de Gobierno con Jorge Torres, exjefe de la Oficina del Ejecutivo y exasesor “en políticas públicas” con Rubén Moreira, quien actualmente se halla en las sombras, fuera del marco institucional, entrando y saliendo a placer por la Ley Orgánica de la Administración Pública del Estado, tras bambalinas, como el fantasma de la ópera.
Pero también es hermano de Carlos Mauricio, administrador central de Contabilidad, y de Gabriel, magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Estado.
Cortita y al pie
Y aquí viene lo interesante. Suponiendo que iniciase una investigación (¿quién le pone el cascabel al gato?) sobre Servicios Integrados Gama, S.A. de C.V., uno de los funcionarios que tendría el expediente sobre su escritorio es Álvaro Hernández Álvarez, a la fecha “subdirector de Cuenta Pública y Patrimonio de la Dirección de Tesorería” en la Auditoría Superior del Estado (ASE).
Dicho personaje fungió como “contador general” de la empresa Servicios Integrados Gama, S.A de C.V. de 2009 a 2015, y en ese último año se integró a la ASE inicialmente como “auditor de la Dirección de Análisis e Implementación”. Es decir, él mismo como contador privado le facturó al Gobierno de Coahuila. Ya como servidor público, en el referido supuesto, sería encargado de “investigarse”. El resultado, por tanto, sería predecible: no hay delito que perseguir.
La última y nos vamos
Los Aguillón son jugador, árbitro, directivo, césped, balón y hasta el que vende las semillas. En el Estado el conflicto de interés es una quimera y el estatismo en el poder todo lo corrompe. Es física: agua que se estanca se pudre.
Y nadie hace nada. Acaso porque Coahuila no le importa a nadie, ni allende las fronteras ni tierra adentro.
Luis Carlos Plata/Zócalo