Los crímenes de lesa humanidad de Rubén Moreira

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Lo que está sucediendo con los maestros, activos y jubilados, que agrupa la Sección 38 del SNTE es ya un crimen de lesa humanidad por el que debe ser juzgado el gobernador Rubén Moreira Valdez.

Si. No hay por qué darle vueltas al asunto si todo es más claro que el agua de Saltillo. Es él y nadie más el responsable de las decenas de muertes que se han registrado en los últimos meses porque las clínicas del Magisterio carecen de los medicamentos necesarios para dar continuidad a los tratamientos médicos recetados por los galenos para controlar las enfermedades crónicas que padecen cientos de pacientes, y que padecían decenas de ellos, porque un día su organismo no resistió más la espera y se fueron para siempre, aligerando la carga de las pensiones.

Hay quien se preguntará ¿Y por qué es Rubén Moreira el culpable de los crímenes –crímenes así, con todas sus letras, porque no se les puede llamar muertes—que en menos de seis meses han incrementado el número de cruces de los panteones de Torreón, Saltillo, Monclova, Piedras Negras y Acuña?

Y respondo: por la sencilla razón de que el gobierno, por instrucciones de este gris personaje que dice mandar en Coahuila, se encargó de saquear, junto con su hermano Carlos Moreira, los capitales y haberes que pertenecían a la Sección 38 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que agrupa no solo a maestros de esta agrupación sino además de los de las Universidades Autónoma de Coahuila y Autónoma Agraria Antonio Narro.

Antes de iniciar la actual administración estatal, la de Rubén Moreira, pese a los abusos cometidos por Benito Parra, entonces encargado de las clínicas magisteriales de la 38 quien adquirió varios ranchos, dos aviones y casas por todos lados, además de construir una escuela universitaria, las condiciones de las clínicas no eran tan deplorables, aunque ya se empezaba a rezagar el pago a las distribuidoras de medicamentos.

Eran los tiempos en que Carlos Moreira tomaba “prestados”, a manos llenas, los recursos del fondo de Pensiones para dilapidarlos en verdaderos bacanales que realizaba en una casa, una mansión construida al norte de Saltillo y en la que, nada más en la barda de seguridad que fue levantada y tumbada en varias ocasiones hasta que se le dio gusto a su propietario con una edificación que impide el paso hasta de balas de muy alto calibre. El costo de estas “pequeñas” comodidades de Carlos Ariel fue de decenas de millones de pesos. El líder magisterial no tiene nada que envidiar de su hermano el gobernador.

Fue entonces cuando el gobierno recibió, a título de préstamo recursos que eran propiedad de la Sección 38. Algo así como 300 millones de pesos que fueron a parar a… ¿los bolsillos de quién?

Este “préstamo” impidió que Benito Parra, aparte de llevarse su gran tajada, abonará a los acreedores parte del adeudo y provocó la cancelación de gastos necesarios dentro de las clínicas, como las reducciones en el consumo de energía eléctrica, el recorte de personal y el desabasto generalizado de medicamentos. Este personaje era protegido por el hermano del gobernador, sabía de los movimientos que se realizaban con las finanzas de las clínicas, pero lo dejó hacer porque también recibía una tajada sustanciosa, de otra forma no se explica tanta bonanza.

Así, la deuda de 300 millones de pesos fue creciendo y las carencias de medicamentos, de médicos, de servicios y de muertes que ocasiona todo este embrollo crecieron más.

Rubén Moreira dejó de pagar todo el dinero que por ley les correspondía a los agremiados a la 38. Es fecha que la deuda contraída con los maestros alcanza ya los 600 millones de pesos y no se ven indicios, por ninguna parte, de que el gobernador tenga la intención de devolver esos recursos con los que se reactivaría y sanearía la economía de las clínicas y del Fondo de Pensiones.

Si el desvío de todo este dinero no representara la vida de cientos de maestros, en su mayoría jubilados, posiblemente no pasaría nada, sería algo así como una raya más al tigre, en la piel de la economía coahuilense.

Pero al despótico e irracional, defensor de los derechos humanos de Centroamérica, Rubén Moreira poco le importa que se mueran los viejos, los jubilados, los enfermos que no tienen dinero para adquirir los costosos medicamentos que los mantienen con vida.

Y esta es una denuncia: el gobernador Moreira está matando a los enfermos que tienen las clínicas de la Sección 38; les quitó el dinero de sus medicamentos, de su atención puntual para evitar la muerte. Se llevó, junto con su hermano y una caterva de delincuentes que se dicen sus colaboradores el dinero de los maestros de la 38, de la UAdeC y de la UAAAN.

Cual viles sanguijuelas, les chuparon la sangre a los jubilados, a los pensionados, a los enfermos, todo para seguir acumulando riqueza que les permita olvidar los aciagos días en que sus padres se desvivían dando clases para alimentarlos y sacarlos adelante.

Que triste es saber con certeza que el dinero de los medicamentos de los profes fue a parar a los bolsillos de Rubén y Carlos Moreira.
Los muertos, sus cruces, deben quedar en su conciencia porque han cometido crímenes de lesa humanidad.

PD: Y por si no lo sabe el pseudo abogado metido a gobernador, está es la definición de lesa humanidad extraída de Wikipedia:

“La definición de crimen contra la humanidad o crimen de lesa humanidad recogida en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional comprende las conductas tipificadas como asesinato, exterminio, deportación o desplazamiento forzoso, tortura, violación, prostitución forzada, esclavitud sexual, esterilización forzada y encarcelación o persecución por motivos políticos, religiosos, ideológicos, raciales, étnicos, de orientación sexual u otros definidos expresamente, desaparición forzada, secuestro o cualquier acto inhumano que cause graves sufrimientos o atente contra la salud mental o física de quien los sufre, siempre que dichas conductas se cometan como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque. Estos actos también se denominan crímenes de lesa humanidad. «Leso» significa agraviado, lastimado, ofendido: de allí que crimen de lesa humanidad aluda a un crimen que, por su aberrante naturaleza, ofende, agravia, injuria a la humanidad en su conjunto.”

¿Estoy equivocado al declararlo criminal por lo que está haciendo con los maestros de la 38 y de las Universidades Autónoma de Coahuila y Autónoma Agraria Antonio Narro, principalmente de todos aquellos que requieren urgentemente de medicamentos y atención médica especializada?

 

Este gobernador, de plano, es capaz de robarle el biberón a un recién nacido sin sentir remordimiento alguno.

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