El Estado de Coahuila se había destacado en la educación a través de los Siglos 19 y 20. Grandes maestros se dedicaron a la tarea no solamente de fundar instituciones como la Normal de profesores, sino de consolidar un sistema educativo modelo, que formó grandes personalidades con presupuestos paupérrimos.
Hoy día, la educación en el Estado pertenece a una camarilla de egresados de escuelas privadas que no han tenido ni la visión ni la sensibilidad que requiere el tema, mucho menos la intención más allá de llenar los bolsillos con las provisiones que llegan a los fondos educativos. La Chema-nostra apareció desde la UAdeC y vino a terminar en la administración de la educación pública.
Pero la falla vino desde Moreira el profesor, quien tuvo el defecto de no saber elegir a sus sucesores. Cuando secretario de Educación, dejó a María de los Ángeles Erriruriz quien fue cuestionada por el fraude de 1.6 millones de pesos a través del centro Siglo XXI que nunca se aclaró, además de las jugosas facturas que cobraba su cónyuge y mentor. Luego en el Municipio legó a Lito, quien lo descobijó con el asunto de las patrullas. Por último, su hermano incómodo en el Gobierno, cuyo primer acto fue dejarlo a la deriva como un fantasma.
El primero de los grandes fracasos de este sexenio de Moreira 2.0 es la educación pública, que ha sido presa del vituperio y el saqueo inmisericorde del clan familiar.
A inicios del Gobierno del abogado y profesor, recuerdo las largas filas de profesores, habilitados y otras especies, que cobraban su cheque de compensaciones a través de una ventanilla, con cara de asombro cuando recibían en lugar del pago, una carta de terminación de sus servicios sin fundamento legal alguno.
Lo que lamentaban, según di cuenta el 15 de diciembre de 2011, es que ellos habían sido parte de las brigadas que apoyaron la campaña del hoy Gobernador, en Saltillo, no sólo en los distintos mítines, sino acarreando gente el día de la elección.
Las cifras no mienten, la educación en el Estado es un fracaso. Y éste deviene principalmente desde la falta de vocación de su titular, quien ha dedicado parte de su vida a taponear cifras y no a efectuar su tarea de educador. Lo hizo en la UAdeC para cubrir las cifras alegres de Chema; con Moreira uno, para ajustar el desorden de la deuda pública. Hoy se entretiene para dar el paso de la muerte si pega lo de Riquelme.
Los números son fatales: sólo el 21 por ciento de los alumnos que inician estudios terminan su educación superior; el 2.5 por ciento de la población de Coahuila es analfabeta; se cuenta sólo con nueve maestros investigadores; el 15 por ciento de los coahuilenses de 15 años carece de grado mínimo de estudios; la educación media superior tiene un 3.5 por ciento de abandono y el 2.4 por ciento de reprobados; en educación superior existe un 9.3 por ciento de abandono de carrera.
No se tienen profesores becados en el extranjero, la última otorgada fue a Humberto Moreira en 2012 para “estudios” de maestría en España, a través de un subsidio de la SNTE, pero dinero de los coahuilenses.
En la última prueba Planea, los resultados en español refieren un 84.3 de deficiencia; en matemáticas, un 92.3 reprobados.
La clave está en los dineros. Según el Presupuesto de Egresos 2017 a nivel estatal, la SEDU recibiría 18 mil millones de pesos, de los cuales 13 mil mdp servirían para la nómina magisterial y el resto para gastos e inversiones. Sin embargo, no sólo esa cantidad entra en las arcas de Chuyito Ochoa, hay un subsidio del FONE federal por 4 mil mdp más para nómina y por convenios federales 2 mil millones más, en suma 24 mil mdp.
Siguiendo la ruta del dinero, entenderemos el porqué de las millonarias campañas de gobernador y alcaldes, entre tanto la educación coahuilense está por los suelos.
Resulta absurdo que siendo mentor, hijo de mentores y nieto del iniciador de la escuela inclusiva en Coahuila, el hoy Gobernador mantenga en esas condiciones la educación de nuestro Estado.
Como profesor, reclamo y demando la falta de cumplimiento de la promesa de gobernar y desempeñar el cargo de Gobernador del Estado con eficiencia y honestidad del día 1 de diciembre de 2011, colega Rubén, y que la nación te lo demande.