Desde los albores de esta administración lamentable y en quiebra económica y moral, se hacía alusión a la falta de vocación de los titulares de la oficina encargada del desarrollo laboral del Estado mediante la atracción de empresas y con salarios dignificantes.
El titular inicial fue removido en razón a un escándalo relacionado con malos manejos familiares, y el nuevo resultó ser un funcionario advenedizo dedicado a la compra-venta de artículos para salones de belleza, sin presencia en los círculos empresariales y mucho menos con la intención de acercarse a los mismos.
Por ende, a falta de esa iniciativa estatal, los empresarios dueños de los parques y las industrias existentes debieron de navegar durante este sexenio por su cuenta, logrando atraer nuevas empresas, pero a través del esfuerzo individual de las compañías.
Carentes de una estrategia de negocios que diversificara a la industria existente, los encargados de la “planeación” económica pernoctan en lujosos hoteles, asisten a conferencias internacionales y a viajes al extranjero disfrazados por la necesidad médica, en una justificación de giras para atraer empresas, que nunca llegaron o si lo hicieron, no recibieron un verdadero apoyo gubernamental.
Y aunque es chocante la comparación, en los últimos seis años, Guanajuato ha desplegado una estrategia que llevó a ese Estado cinco armadoras (VW motores, Mazda, Honda, Toyota y Transmisiones de Ford), al mismo tiempo que sus satélites, que conjuntan 361 mil 412 nuevos empleos de 2012 a la fecha, con una inversión de 2 mil 677 millones de pesos. (La misma cantidad que el Estado de Coahuila tuvo que pagar de intereses este año, por la travesura de los hermanos Moreira).
Pero empeñados en la simulación y ahora de despedida, a nuestras autoridades les da por emitir declaraciones acomodaticias y llenas de falacias, a fin de presentar un panorama distinto a la realidad de este sexenio de grave atraso en los sectores de: educación, salud, economía, empleo, seguridad y administración de justicia.
Y vamos a los números, aquéllos que son reportados por el mismo Estado de Coahuila cada mes a la Secretaría del Trabajo y los que refleja el IMSS.
Desde inicios de este sexenio, Coahuila ha ocupado los más altos ránkings de desempleo a nivel nacional con un promedio de 5% anual, lo que significa una constante de 63 mil personas sin empleo cada año.
Referente a la informalidad laboral de los un millón 300 mil trabajadores, el 38% lo hace en la economía informal, es decir, solamente 720 mil están afiliados al IMSS.
De los asalariados, 118 mil 251 reciben como retribución por su trabajo un salario mínimo mensual, y 363 mil 026 llegan hasta dos salarios, resultando que el 36% obtiene solamente ingresos por 4 mil 700 pesos.
La falta de apoyo del sector laboral a través del Servicio Estatal del Empleo, que recibe subsidio del Banco Mundial, se ve de manifiesto, ya que de las famosas ferias se logran colocar a solamente un 12% de los puestos ofertados. Es lamentable que no exista la imaginación y creatividad para convertirse en impulsores del talento coahuilense.
En la investigación efectuada por este charro de levita, me topé con un dato por demás interesante que cae como balde de agua helada al mayor de los hermanos: si vamos a los datos de afiliación sexenal, es decir, 2012 a 2017 ante el IMSS en Coahuila, veremos que si en 2012 había 627 mil 849 afilados y en 2017, 720 mil 732; por ende, se crearon 92 mil 883 nuevas plazas de trabajo (incluyen comercios, servicios, trabajadoras domésticas, empleados de oficinas y operarios).
Y en el sexenio del hoy hermano incómodo había, en 2005, había 496 mil 819 afiliados y en 2011, 594 mil 483; por lo que el número de nuevas plazas de trabajo fue de 97 mil 664.
Por lo tanto, se trata de un 5.14% más empleos creados por el bailarín profesor que por el abogado (strike tres y ponche).
De esa manera, el fracaso se presenta en la economía y el empleo. Las ostentosas giras del Gobernador a Oriente, dice uno de los chismosos que lo acompañó, servían más a fines terapéuticos que para atraer empleos, pero eso sí, los hoteles más lujosos y las comidas más exóticas. Bueno, hasta en uno de ellos fue a parar el delfín desinflado, al que hicieron a un lado de la foto.
La frase de Peter Drucker aplica al caso Coahuila y su complicado panorama para quien venga a gobernarnos: “La mejor estructura no garantizará los resultados ni el rendimiento. Pero la estructura equivocada es una garantía de fracaso”.