SAN FRANCISCO — El sábado, después de una caminata de cinco kilómetros por el parque nacional Presidio, me encontré con una multitud de turistas que miraban el puente Golden Gate. Mientras la gente sacaba fotos del monumento, decidí unirme a ellos.
Sin embargo, en vez de buscar mi iPhone en el bolsillo, golpeé el costado de mis lentes de sol Ray-Ban hasta que oí el clic de un obturador. Más tarde, descargué en mi teléfono las fotos que acababan de tomar mis lentes oscuros.
El proceso fue instantáneo, sencillo y discreto, y se realizó mediante Facebook, que se asoció con Ray-Ban. Su nueva línea de lentes, llamada Ray-Ban Stories, presentada el jueves, puede tomar fotos, grabar videos, responder llamadas telefónicas, y reproducir música y pódcast.
Me sentí arrastrado a un futuro inevitable soñado por gente mucho más tecnológica que yo, en el que desaparecieron los límites entre el mundo real y la tecnología que lo sustentan.
Durante años, Silicon Valley ha ido tras una visión similar a la de una novela de William Gibson, en la que los sensores y las cámaras se entretejen en la vida cotidiana y la ropa de miles de millones de personas. Sin embargo, las compañías tecnológicas que han intentado llevar a cabo esas ideas a menudo han fracasado, pues la gente ha rechazado las computadoras de tecnología ponible, especialmente en la cara.
¿Recuerdan el dispositivo Google Glass, los lentes inteligentes que el cofundador de Google, Sergey Brin, presentó mientras saltaba de un avión? Ese proyecto fracasó, y en un momento dado los bares de San Francisco prohibieron la entrada de quienes usaban los lentes Glass —también conocidos peyorativamente como “Glassholes”—. Más tarde llegaron los Spectacles de Snap, lentes inteligentes que se centraban más en la moda y en la novedad de grabar videos de diez segundos. Ese producto tampoco pudo abrirse paso.
Ahora, Facebook pretende inaugurar una era en la que las personas se sientan más cómodas compartiendo sus vidas digitalmente, empezando por lo que tienen en frente.