Un día de invierno gris y opaco. Tienen,
el jardín pereza, modorra las flores,
cansancio las aguas, que apenas sostienen
erguidos los chorros de los surtidores.
No hay aves que trinen; no hay voces que suenen;
y en la anemia de la luz y los verdores,
dos mariposillas que van y que vienen
sacuden las alas de flavos colores.
¡Buscáis miel, ilusas! La miel ya no existe,
y un tropo me asalta, muy viejo y muy triste:
las dos ilusiones de mi vida entera.
(¡Amar! ¡Ser amado!) son dos mariposas
en un jardín mustio que no tiene rosas….
son dos rezagadas de la primavera.