Esta semana los medios de comunicación en general han vertido un aluvión de adioses y bienvenidas, los primeros dirigidos a Peña Nieto que abandona el barco con el sambenito del presidente de los memes por sus frecuentes equivocaciones y “metidas de pata”.
Peña se va de Los Pinos y aunque no despertaba pensando en joder a los mexicanos deja un país financieramente en bancarrota, una nación en la que no existe la justicia y carcomida por la corrupción, con una población mayoritariamente empobrecida, en una palabra, fue ejemplo de mal gobierno, la última bofetada que asesta al pueblo es la vergonzosa entrega del máximo galardón que este país concede a un ciudadano extranjero, la Orden Mexicana del Águila Azteca, otorgada a Jared Kushner, de 37 años yerno de Donald Trump y esposo de Ivanka Trump, por su papel destacado en la negociación del nuevo tratado comercial de América del norte, asegura Peña, el presidente que dinamitó al Estado.
Un mal gobierno, así lo muestra la opinión de casi 7 de cada 10 mexicanos que desaprueban la gestión del priista Peña Nieto y sólo el 28 por ciento lo aprueban, se va reprobado (Reforma, 29-11-18).
Las bienvenidas son para quien a partir del primer minuto del sábado asumirá la máxima responsabilidad del país, después de esta larga transición, por fin se llega el día, a las 11 de la mañana, Andrés Manuel López Obrador rendirá protesta como Presidente de México en la Cámara de diputados, será un día de fiesta nacional, la espera valió la pena después de que los mandatarios de 2006 y 2012 dejaron un cementerio y una enorme cosecha de impunidad.
La Cuarta Transformación, arranca con grandes rebeliones en ciernes por parte de los apanicados adversarios, las oposiciones y sus reclamos renacen en las gubernaturas del PRIAN y los hombres del dinero, “los mercados” en donde encarnan los intereses creados; en el otro extremo se encuentran las expectativas del cambio de las decenas de millones de ciudadanos que votaron por AMLO, entre los que me incluyo, para construir la paz, votamos por el cambio pacífico, es el anhelo de la mayoría, no más fosas clandestinas, no más feminicidios, no más secuestros ni levantones, no más moches.
Damos el sí al bienestar social, a la vigencia de los derechos humanos según lo establece nuestra Constitución específicamente en los artículos del 1° al 4°.
Rescatar, reconstruir al Estado de derecho no es labor de un día, porque entre los gobiernos neoliberales de priistas y panistas la meta era, menos Estado y más mercado, la política de la globalización a la que mansa y convenencieramente se apegaron los gobiernos de la mayoría de las naciones a la que ahora le están dando reversa para volver al proteccionismo industrial, Trump el primero.
La lucha por la sustentabilidad es nada más y nada menos que la batalla por preservar la vida, el agua, los bosques, la fauna, para así, aliviar la desigualdad social y alcanzar el bienestar para las futuras generaciones, es el mandato de las urnas.
La concentración de la riqueza en un minúsculo número de hombres de negocios y una sociedad mayoritariamente empobrecida es una situación que exige cambios para así impulsar la paz mediante la colaboración mutua entre Estado y sociedad.
Más de 30 millones de votos respaldan la presidencia legítima que se inicia. Diga usted, estimada lectora, lector ¿qué hará para promover la reconciliación y la pacificación de este país herido, a qué se compromete? Llegó la hora.