Lo primero que quiero apuntar sobre el tema es que cuando Calderón lo propuso el PRI se opuso e imposibilitó su implementación, ahora lo propone el PRI y el PAN, aunque no sólo él, se opone. En este país deberíamos reservar un grupo de temas a los que le demos una muy superior consideración y que los pónganos por encima de las mezquinas maniobras de los partidos políticos y de los medios de comunicación militantes o parciales , desde luego la seguridad es uno de ellos.
El criterio que subyace a esta intención es que el principal problema de la seguridad tiene que ver con la falta de coordinación entre las distintas dependencias policíacas y que se logrará un salto cualitativo cuando esa coordinación sea eficiente, es decir, con una buena coordinación tendremos la seguridad pública qué anhelamos.
Supone también la presunción de que por distintas razones, fundamentalmente económicas, la gran mayoría de los municipios no tienen las herramientas necesarias para implementar esta coordinación.
Desde luego el primer inconveniente se presenta a la hora de conciliar esta propuesta con la, ahora muy cuestionada, cuando menos en Coahuila, autonomía municipal. Pero dejando al margen esta vertiente, qué tal vez sea la más importante, apuntaré algunas otras de menos fortaleza doctrinal.
Algunos pensamos que además de la coordinación o mas allá de ella inciden en el problema, entre otros, temas de impunidad y de corrupción o de impunidad y por consecuencia de corrupción.
Un mando único seria como una lotería, si el que lo detente es una persona honesta se podría encontrar la voluntad institucional qué se requiere para luchar en contra de la corrupción, la impunidad seria otro asunto, qué los corruptos sean castigados dependerá, cuando menos, de que esa misma voluntad exista en la instancia correspondiente, es decir, en la Procuración y Administración de Justicia, lo que desde luego es otro asunto con un nivel de complejidad adicional.
Pero si el jefe del Mando único es corrupto pasara algo muy similar o igual a lo que pasa ahora, la corrupción se institucionaliza y las consecuencias serán, como son, fatales. Para la delincuencia organizada será más fácil convencer o amenazar a uno.
La corrupción tiene actualmente un acotamiento en el presunto sistema de pesos y contrapesos, de esta forma no son poca las ocasiones en que una dependencia policíaca exhibe, por variados motivos, la podredumbre de otra, lo que no sucedería con el mando único, en cuyo caso, de darse el esquema de corrupción, este seria completo y tal vez la impunidad también.
De cualquier manera con o sin mando único lo que debe fortalecerse son las medidas de supervision y control y trasladarlas a la ciudadanía, con un sistema de rotación permanente para evitar nuevos cotos de influencia y asegurando que participen Universidades, profesionistas, organizaciones de la sociedad civil, empresarios, comunicadores, jóvenes, trabajadores y organizaciones políticas y la opinión pública debería asegurar o presionar para que fueran las menos afines al gobierno en turno.