El alcalde de Saltillo, Manolo Jiménez Salinas va posicionándose paulatinamente en los liderazgos vacíos de Coahuila.
Pero… ¿por qué si es uno mas de los sobresalientes del PRI, por qué si es, como otros, un cuadro destacado de Moreira?
La respuesta es simple. Manolo Jiménez calcula bien su momento y aprovecha que a los principales en el organigrama de las jerarquías, “les quedó grande la yegua”.
Coyuntura
La realidad política y los caprichos del fachoso apuntador, dejaron a Manolo Jiménez como alcalde y ajeno a las peripecias electorales, (luego de cuatro años de administración y a escasos meses de entregar el poder capitalino). Cuando se supone que merma su ascenso, “saca experiencia de su juventud” y se superpone sobre los que suponen mandar sobre él.
El porque no fue considerado Manolo para diputado federal luego de que Guadiana, por sus amigos en MORENA forzó tribunales e impidió su segunda reelección (para evitar compitiera contra él). Eso se entenderá pronto.
Dejaron a Jiménez para que sacara la votación, quizás sin adivinar que, suelto, sin compromiso electoral personal, Manolo crecería ocupado los espacios políticos de liderazgo que la flaqueza de los ocupantes le brinda.
Ocupados
Un gobernador de membrete y chaparro, mandado, convertido en 3 años en un simple gerente del moreirato; frente a la pandemia que lo rebasa y con enorme deuda, apurado por los probelmas, la corrupción imitada y los compromisos heredados, ahueca los zapatos estatales y ahí (pretendiéndolo y no) anidan otros liderazgos como el de Manolo Jiménez.
Los titulares de los otros dos poderes, dos vedettes laguneras (Mery y Olmos); uno finito e inútil y el otro, agachón y soberbio. Esos también holgados en la camiseta de los liderazgos.
Los otros calefactos del PRI: Chema, Jericó, Jaime, Román, ocupados en ganar ante una elección mas complicada que la anterior. Estos, también, cortos y dispersos… y Manolo, aprovechando su momento
Moreira, El Gordo, trae mas yerba que cosecha. Se ocupa de minimizar a su hermano bailador y a su hijo bailado, se embarra en la elección de Nuevo León, es delegado en Campeche, es representante del PRI ante el INE y se vende caro ante la 4T para salvar la manteca. Dejando espacios en Coahuila que llenan otros, como Manolo.
Si ganan
Si ganan los que se sienten iluminados, ya será otra cosa, por lo pronto los liderazgos se diluyen, y los buzos, “como peces en el agua”.
Manolo es hoy mas que un alcalde de capital, es el ocupante de la hegemonía y la imagen política de los del PRI (y hasta de una desdibujada oposición, que espera que los lideres en campaña, ganen la elección, para crecer, y competir fuerte para lo que sigue).
Qué pase luego con Manolo, eso es otro baile sexenal. Por lo pronto… ¡Jiménez agandalla el territorio, domina el discurso y llena la palestra!