En Coahuila se viven tiempos difíciles, la Revolución ve surgir aquí algunos de los primeros líderes del movimiento social más importante del Siglo XX. Si bien es cierto que la efervescencia y el descontento eran más bien generalizados, al grado que podemos afirmar que hay múltiples manifestaciones del malestar que se presentan de diversa magnitud y de duración también muy variada, también es cierto que de aquí surgen propuestas concretas que van sembrando la idea del cambio social, del cambio político y del cambio que proponía Madero en “La Sucesión Presidencial de 1910”, aquí se recogen algunas de esas inconformidades y se hacen planteamientos que buscarían los cambios del México de esa época.
Transcurrida la revolución y ya en poder Madero estará constantemente asediado por los grupos que pretendían dirigir al país con las mismas ideas contra las que ya se había combatido, antes y ahora se le criticó mantener a los colaboradores del porfiriato, aquellos intelectuales que con su influencia pesaban en la toma de decisiones y que buscaban conservar el estado de cosas que les había favorecido.
Tal dimensión tomaron sus intervenciones que pronto Madero fue cuestionado por su forma de gobierno, por su lucha de gobernar para dar cumplimiento a sus ideales, que tenían que ver con el bienestar del pueblo, con los beneficios para los más necesitados, causas que dieron origen a la revolución.
La Marcha de la Lealtad es encabezada por el presidente Francisco I. Madero, el 9 de febrero de 1913, inicia en el Castillo de Chapultepec y va hasta Palacio Nacional, siendo escoltado por cadetes del Heroico Colegio Militar, mientras que sus adversarios, políticos unos y militares otros, dan inicio a un golpe de estado que en nuestra historia patria es identificado como la decena trágica.
Por eso la marcha de la lealtad es el detonante que pone de frente a Madero ante sus enemigos, son algunos de sus propios colaboradores quienes encabezan el movimiento con el que buscan derrocarlo de su gobierno. Si ser leal es cumplir lo que exigen las leyes con fidelidad y con honor, Madero es traicionado, a su lado sólo están quienes estarán dispuestos a ofrendar su vida por preservar la institucionalidad de la figura presidencial.
En septiembre del 2013, recorrí el estado acompañado por un puñado de amigas y amigos con quienes construimos una plataforma de debate permanente. En esos trayectos, mi amigo y compañero de proyectos el profesor Jacobo Ramos de Hoyos nos regaló muchos temas de mucho interés para quienes amamos profundamente a esta tierra, y no falto este relato
“La Marcha de la Lealtad”, puesto que la lealtad es el ejercicio de lo congruente aun y cuando se corra el riesgo de perderlo todo.”
Antes y ahora la lealtad es a las instituciones, es a las personas y es a los proyectos, es a los ideales con los que uno se ha forjado y se debe ir hasta sus últimas consecuencias para hacer prevalecer el honor, la fidelidad, la legalidad.
Es por ello que en México, en Coahuila y en Saltillo, debemos vivir de manera permanente en una marcha por la lealtad, así es como se deben proponer y promover los cambios y a través de ellos aspirar a nuevas y mejores condiciones de vida. Los enemigos del pueblo no deben y no pueden estar en el poder. Por eso no dejemos de sentir el pulso del pueblo, porque ese pulso, ese torrente de ánimos y voluntades es lo que otorga vida, ánimo y empuje a esta nación.