No cabe duda que en los últimos años han cambiado radicalmente las formas de hacer negocios y generar riqueza. Ahora, las ideas valen más que los activos, la creatividad se pondera más que los grados académicos y la propiedad intelectual se cotiza más que la de equipos y máquinas que se deprecian con el tiempo.
En marzo pasado, una de esas empresas que revolucionó la forma de comunicarnos, cumplió su primera década de existencia. Ha sido el medio para promover manifestaciones políticas, transmitir advertencias sobre desastres naturales, burlar la censura gubernamental en algunos países y hasta derrocar gobernantes. Comenzó como una vaga idea de un grupo de genios cibernautas y ahora el mercado la cotiza en 15 mil millones de dólares. Así es, lo adivinó, me refiero a Twitter.
Biz Stone, uno de los fundadores de la empresa, nos comparte su experiencia como emprendedor en su libro “Cosas que me contó un pajarito”. El texto no tiene desperdicio y aspira a convertirse en un manual informal para quienes pretendan lograr el éxito empresarial. Además de recomendarlo ampliamente, me permito comentar algunas de sus enseñanzas para triunfar:
Lo primero es no temer al riesgo. La historia de Stone está llena de fracasos previos, por un lado, y por el otro, de situaciones de confort ofrecidas al alcanzar metas mediocres. Ambos son fuertes desmotivadores para emprender nuevas aventuras y se convierten en importantes obstáculos que sólo una voluntad férrea puede vencer. “Para triunfar espectacularmente, tienes que estar dispuesto a fracasar espectacularmente”, dice Biz.
Las oportunidades no se esperan; se buscan o se crean. Primero se confecciona un sueño, luego hay que comenzar a vivirlo. Cuando menos lo esperamos, se convertirá en realidad.
El desafío es permanente, la creatividad es un recursos renovable y su fuente debe estar siempre activa. La misma limitación de los textos en la herramienta a 140 caracteres, la característica más odiada y más amada a la vez, es en sí un reto a la creatividad y a la productividad.
Pero el factor más importante de éxito es algo que Biz llama la inversión emocional. Si no amas realmente lo que haces, si no lo sientes en la piel, si no estás dispuesto a hacer sacrificios por ello ni contagias la emoción al compartirlo, el fracaso está garantizado.
Esa inversión emocional que pusieron sus creadores en su proyecto los llevó a creer aún más en él y a no dejarse deslumbrar por la tentativa oferta que les hizo Facebook de adquirirlos por 500 millones de dólares hace algunos años. Actualmente, vale unas 30 veces eso.
En temas de emprendimiento no hay fórmulas mágicas, recetas únicas ni soluciones comunes. “El tiempo, la perseverancia y diez años de trabajar, con el tiempo te hacen ver como una persona de éxito”, ha dicho Stone.
Pero conocer las historias y las sugerencias de los grandes nos puede ayudar a ahorrarnos errores y a contar con una guía básica.