Bien sabemos que nuestro Estado ha sido des-quebrantado por el partido hegemónico. Hemos sido el claro ejemplo del sistema de corrupción en todo su sentido.
Los coahuilenses nos sumamos a la impunidad de nuestros gobernantes, a la injusticia de vivir las irregularidades del sistema.
Por qué fuimos testigos del nepotismo entre hermanos que en pocas palabras, se pasaron el mandato . Sin olvidar que uno de ellos endeudo el Estado por más de 34 mil millones de pesos. Y esa persona anda libre, como si nada hubiera pasado.
Estamos en un Estado donde el gobernador impera un tráfico de influencias dentro de una Universidad que se dice ser Autónoma, pero que él, dirige de par en par.
Coahuila el Estado donde la transparencia y la rendición de cuentas es opaca. Un congreso en donde los legislativos ni siquiera saben quién promulgó la Constitución, incongruente, pues es la base concreta de su trabajo.
Pero el problema más grande que veo en nuestro Estado hundido, es: la escasa participación ciudadana. ¿Les importa a los habitantes su Estado? ¿Se han cuestionado alguna vez acerca de la rendición de cuentas? ¿Sabemos a ciencia cierta cuánto ganan nuestros diputados?. Para empezar ¿Sabemos quienes son nuestros representantes? Es triste, pero la mayoría de las personas no tendrían una respuesta a estas preguntas. Y esto, abiertamente lo digo, ya no es culpa ni del Gobernador ni del diputado que ocupa el curul, es responsabilidad social.
El Estado necesita un cambio radical, se requiere de manera urgente de alguien que deje de maniobrar con la política, y deje a un lado los intereses económicos, la corrupción y las negligencias sociales. Y que ponga por delante una sólo objetivo: salvar a Coahuila.
Es difícil creer que exista una persona con esas características, pues el ámbito político se ha colapsado por la ineficiencia de los políticos.
Se rumora acerca de la candidatura independiente de un personaje en Coahuila, un empresario, cruza ya la tercera edad, padre de familia y activista social. Pero ni la edad ni las circunstancias parecieran importarle para abordar la misión de salvar al Estado. Pues podríamos decir que no es cuestión de dinero, pues a Armando Guadiana el dinero no le falta, y pareciera que las ganas de cambiar las cosas si le sobran.
¿Será el próximo gobernador en nuestro Estado, un independiente?
Que de una vez por todas, le de rumbo a las cosas, que cubra las necesidades, que deje la corrupción atrás, que vea por los intereses del pueblo y no los propios. Porque Coahuila merece, en todo sentido, un nuevo panorama.