Asunto particular es la elección en Saltillo, en específico la candidatura del Partido Acción Nacional y los demás partidos en Alianza.
Hay quienes, en tiempos de campaña, gustan de la reflexión. Comparar, contrastar, escuchar, analizar. Para ellas y ellos, este texto. Los demás, quienes por alguna u otra razón votan en automático, por el color o porque siempre han estado a favor o en contra, ya propondré algunos párrafos la próxima semana. Dicho lo anterior, voy al asunto.
La candidatura a la presidencia municipal saltillense tiene matices que deben observarse.
Quien ahora recorre las calles de Saltillo pidiendo el voto para la “Alianza Ciudadana por Coahuila” no se hizo en la candidatura. La señora tiene su personalidad antes de pensar, siquiera, dedicarse a la política o afiliarse a cualquier partido. Esto no es asunto menor y hasta va a contracorriente de lo que puede verse por todos lados: perfiles plásticos y discursos confeccionados.
Ambos extremos tienen puntos a favor y en contra.
La efectividad a nivel votación de personas que dicen, saludan y sonríen según les indican puede ser un fuerte argumento contra perfiles genuinos que terminan no siendo “monedita de oro” (la frase salió, por cierto, en la entrevista que le hiciere VANGUARDIA a la candidata, publicada el 9 de abril del presente: “no soy monedita de oro / pa´ caerle bien a todos / así nací y así soy / si no me quieren, ni modo”). Las elecciones se ganan con votos, punto.
Contraargumento es lo que sucede después. Las y los candidatos de plástico ya en el gobierno, siguen haciendo lo que les dicen, deben la posición y tributan, se equivocan y los rescatan, nunca se salen del carril impuesto so pena de truncar una carrera que les reporta jugosos dividendos.
Ahí la reflexión, estimada o estimado lector. Votar a favor de lo que brilla (que tampoco es oro) o de lo que vale.
Nació en Acapulco, pero se dice más Saltillense que muchos nacidos en la ciudad (VANGUARDIA, abril 9, 2017). Más de tres décadas por el norte, coahuilense por convicción. Persona con la fortuna de tener dos patrias chicas. De eso sabemos quienes somos o provenimos, por asuntos de estudio o trabajo, de familia migrante: el hogar es donde se encuentran los afectos y se cuida por el bien de todos.
La candidata de la Alianza es de carácter fuerte, pero no con el corazón de piedra. Es respetada por quienes, por circunstancias de la vida, han convivido con ella. Es de una sola pieza y honesta hasta grados que marcan precedentes. Frente al hartazgo de las componendas y corrupción, ahí hay una alternativa.
Para esto último, va un ejemplo.
Cuando la ahora candidata fue diputada local tenía como “mala costumbre” regresar los viáticos no utilizados en viajes oficiales o de comisión. Al principio, pocos o nadie lo hacía: al contrario, terminaban presentando recibos adicionales a reembolso. Sin embargo, frente al ejemplo de que los recursos alcanzaban y hasta sobraban, a más de uno caló el ejemplo y pronto comenzaron a hacer lo mismo. A falta de documentación que lo soporte, tómese como simple anécdota.
Otras muchas historias habrá, no tengo duda.
Si la ahora candidata gana o no la Presidencia de la capital del Estado será decisión del electorado. Pero a como se ve desde acá, la candidata tiene a cuestas una empresa aún mayor: enseñar, con el ejemplo, que una política diferente es posible.
Nada nuevo, por cierto: la historia de su vida, supongo.
@victorspena