Los monjes ortodoxos y otros residentes de un monasterio histórico de la capital ucraniana aseguran que permanecerán en el recinto religioso a pesar del desalojo ordenado por el gobierno de Kyiv.
El monasterio de Pechersk-Lavra es una de las sedes de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania (IOU), que se separó del patriarcado de Moscú después de la invasión rusa iniciada el año pasado.
El gobierno de Ucrania sospecha que algunos de los principales clérigos de la IOU han mantenido vínculos con la iglesia en Moscú, lo cual estos niegan.
La IOU recibió la orden de abandonar el recinto -conocido también como el Monasterio de las Cuevas, y que incluye iglesias, museos y otros edificios monásticos- el 29 de marzo a más tardar.
El gobierno ucraniano, propietario del enorme monasterio del siglo XI con vistas al río Dnipro, dice que la decisión se tomó después de que una comisión descubriera múltiples violaciones del contrato de arrendamiento del complejo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.