El tímido rugido del león interrumpe el silencio del Zoológico Municipal envuelto en inmensa soledad. Los animales están somnolientos, no hay algarabía, ni gritos de júbilo de niños en las moribundas instalaciones que parecen estar condenadas a desaparecer.
Huele a soledad, no hay paseantes y el sol cae a plomo en el vasto terreno árido, donde hasta la sombra pretende huir. El trinar de los pájaros es el único ruido que se percibe, en ocasiones las chicharras pareciera como si tratasen de llamar la atención entre las fieras salvajes donde el Rey de la Selva prefiere ocultarse en su caverna ante la ausencia de paseantes.
Al suroriente de la ciudad está enclavado el Zoológico Municipal con casi medio siglo de ser hábitat de reptiles, aves y mamíferos en diversos sectores de la localidad. El trasvase de los animales a otros cautiverios parece inminente, o bien, ser liberados en sus áreas de hábitat natural por parte de autoridades estatales de Medio Ambiente.
Las políticas de austeridad en Altos Hornos de México fundieron la continuidad del Zoológico Municipal y las autoridades olfatean el inminente cierre por falta de presupuesto, en tanto el municipio baraja la alternativa de un patronato que conduzca a abortar la idea del cierre, pero escasean candidatos a patrocinar.
Los corredores del zoológico lucen desiertos y un solitario paseante dice que ojalá se promueva la solución para ahuyentar el riesgo de cierre. Juan Bernardo Villarreal, visitante residente de San Buenaventura, dice que es la primera ocasión que está en el lugar y le parece bastante alejado de la mancha urbana.
Un mono araña se cuelga de las ramas de un mezquite como si tratase de generar simpatía y posar para la foto, hace piruetas silenciosamente, pareciera como si intentara realizar el mejor de los esfuerzos en su acrobacia.
Una diminuta cabina de lámina oxidada representa los vestigios de lo que fue un expendio de refrescos y golosinas, ahora está totalmente abandonada por obvias razones; no hay público, la soledad se llevó risas, algarabía y asombro de la población infantil. En el pasado, la gente visitaba esta comunidad de animales, que como dice la canción de Roberto Carlos, a veces más civilizados que los humanos.
Los empleados saben que en cualquier momento les notificarán que terminó la fuente de empleo porque no hay presupuesto para los gastos de las instalaciones incluyendo la alimentación de los animales. Un tigre fortachón tiene la mirada fija, parece estar a la expectativa como para no perder detalles de todo lo que sucede en su entorno, mientras que su compañero, un tigre blanco, prefiere echarse a dormir.
Realmente nadie disfruta la existencia de tigres, leones, gatos salvajes, venados, jabalíes, avestruces y algunas aves. Ese fue uno de los factores por el cual Altos Hornos de México canceló el subsidio, pero principalmente la caída de los precios del acero, la feroz competencia en los mercados nacionales e internacionales provocado por la sobreproducción china.
Contiguo al zoológico local está el Observatorio, igual, totalmente abandonado, tal vez sea desmantelado y reubicado por las autoridades municipales a otro sitio público. No hay inversión y pareciera como el tiempo se hubiese detenido aquí.
El Observatorio Municipal posee, de acuerdo a fuentes oficiales, el telescopio más potente y grande de Coahuila, igualmente un cine con una capacidad para 150 personas y un proyector de Tercera Dimensión, pero los equipos no se utilizan porque nadie asiste. El inmueble está cerrado, sucio y abandonado.
En administraciones anteriores, las autoridades municipales se coordinaban con planteles educativos para llevar visitantes, pero la soledad se estacionó ahí y llegó para quedarse, de tal forma que el silencio y la añoranza van de la mano.
La nostalgia llega a los tiempos en que Marcos Medina Vázquez, organizó lo que inicialmente fue el acopio de aves, luego consiguió reptiles y fieras salvajes que fueron la diversión de niños y adolescentes quienes ahora son adultos, muy adultos.
Hasta hace un par de años, semanalmente acudían al Observatorio Municipal astrónomos de reputación provenientes de Monterrey y Saltillo a realizar estudios, proyectos, conferencias y reuniones con otras personas interesadas en esta actividad. Se prevé que para continuar con las actividades del albergue de animales, se requiere al menos un presupuesto mensual de 250 mil pesos.
Las autoridades municipales han fijado un plazo de tres semanas para tomar una decisión definitiva, pero si se extingue el proyecto del patronato el cierre será inevitable y entonces las especies serían trasladadas a otros zoológicos del interior del país, o de plano liberados en su hábitat natural.
La legislación impide ahora que los animales participen en eventos circenses de tal forma que no hay esa opción de donarlos a una empresa de prestigio, en tanto leones y tigres necesariamente tendrían que ser reubicados en otro zoológico.
Los animales parecen ajenos al desenlace de las instalaciones, y aunque la opinión general es que sea rescatado el zoológico, tal vez a los animales les “agradaría” mejor ser reubicados a otra ciudad donde sean vistos por gente de todas las edades porque en las instalaciones locales consumen su vida ociosamente.
O bien emprender el vuelo entre las montañas en el caso de las aves, o los jabalíes en el desierto coahuilense. La decisión de Altos Hornos de México en suspender el patrocinio del zoológico es irreversible, no habría marcha atrás en su determinación en momentos en que cuida peso por peso en medio de una severa política de austeridad y cuidado del presupuesto.
El león ruge, el pato emite su graznido, el mono araña rebusca nuevas piruetas, y al igual que el resto de la fauna del Zoológico Municipal entre reptiles y fieras salvajes parece que pronto tendrán que empacar maletas.
Zócalo.