La Navidad es sin duda una ocasión de Amor y Familia (binomio indivisible).
Para los católicos, es el refrendo del Nacimiento de Jesús en nuestros corazones. Esta natividad se manifiesta (o debe manifestarse) con el renacer. En alguna medida, en el amor a los demás, la expresión viva de sentimientos guardados (escondidos, olvidados) de: generosidad, solidaridad, hermandad, compasión, verdad, sinceridad, compañerismo, y en especial, VIDA PLENA EN FAMILIA.
Esta época de posadas y reuniones, es una oportunidad que tenemos cada año para fortalecer los lazos familiares, reconciliarnos con todos los que podamos. Para perdonar y pedir perdón.
El espíritu de la Navidad
Recibir de pronto una ola enorme e inexplicable de fuerza: para olvidar agravios, para infundirnos de humildad y acercarnos a quienes, por orgullo humano y tonto alejamos. Eso es, eso significa El Espíritu de La Navidad.
El Espíritu de La Navidad (se oye tonto pero no lo es). Obra cambios en nuestro cuerpo y alma. Cambios que nos doblegan en inercias, en celos, en envidias, en rencores y competencias insanas. Nos permite acercarnos a quienes amamos o a quienes apreciamos, respetamos o a quienes tenemos algún tipo de lealtad de vida. Acercarse para mejorar el trato, para fortalecer la relación, para decir te amo o recibir un abrazo tan cierto que nos estremezca.
¿Por qué no es más seguido La Navidad?
Hemos pervertido el tiempo y la época.
Olvidamos el sentido y nos extraviamos en beber y comer, en posadas cual fiestas sin rumbo y nada de reflexión (nada de introspección). Olvidamos reconciliarnos con nosotros mismos (perdonarnos) para poder reconciliarnos con el mundo. Ojo, empezando por los cercanos: Familia, amigos, compañeros de tránsito en la vida.
Ya no “cantamos villancicos ni pedimos posada”. Y no solo por el rito de la remembranza, sino por hacerlo con tal devoción humana y familiar, una tal que… quienes nos escuchen, quienes nos vean ser francos, quienes por fin ven nuestra alma desnuda a través de nuestro fondo de ojo; nos den posada en sus almas, nos lleven a sus corazones y nos acerquen a sus vidas.
Buena idea
Y si tú crees, si eres creyente: Reconciliarte con Dios, es cosa buena. Es época y ocasión.
Pegar los lazos rotos, unirse en espíritu, reforzar las fallas y llegar al paso costoso de pedir perdón a quienes amamos, por haberlos herido sin intención de fondo. Eso es NAVIDAD.
Humildad en corazones y almas, es buena idea.
Perdonar y pedir perdón, es buena idea.
Volear hacia abajo, con los desposeídos (vistos con respeto y compasión) y darles la mano, es sin duda una buena idea.
Amar más y abrir el corazón al afecto de LA FAMILIA, de la gente a nuestro rededor, y recibirlos con sinceridad, es buena idea.
Otro año
Recibamos el año que viene con calma y agradecidos por la vida.
Propongámonos ser mejores personas para construir mejor sociedad. Aprendamos con la cabeza baja de las lecciones que equivocamos, y ya contritos, levantemos la cabeza y caminemos sonrientes (en la medida de lo posible).
Yo deseo que México sea justo.
Yo deseo que los gobiernos redescubran el presente sentido de “proteger el patrimonio y la seguridad del pueblo”. Que esa sea su Biblia y ese caro encargo, su misión y visión.
Yo deseo que seamos felices en tramos y en trayectos, que el egoísmo no sea ocasión de alejarnos ni el orgullo sea impedimento para estar cerca.
Yo deseo que la honestidad y la fraternidad sean caminos ciertos y formas de vida.FELIZ NAVIDAD Y BENDITO 2019
¿Viva La Familia!