*** Nueva versión de El extranjero, de Albert Camus, escrito por la Procuraduría.-
*** ¡Quieren sentenciarla por ser culta, fría, celosa y calculadora!
Es sorprendente, sencillamente sorprendente, lo que ocurre con los funcionarios de la Procuraduría de Justicia de Coahuila, esa que está convertida en una dependencia donde se esclarecen casos con tanta prontitud que los inocentes que caen en sus manos resultan más culpables que los asesinos más despiadados.
Pero más sorprende aun que, en este Coahuila que padece muchas tragedias, los ministerios públicos estén constituidos por seres misóginos, que odian en extremo a las mujeres, y más a las que se han preparado para salir adelante en la vida.
Para encarcelar a una mujer, el representante de la Procuraduría, investido de psicólogo, dio toda una cátedra sobre las razones que tuvo Rosa Nelly Luna Cisneros para dar muerte a su marido, el notario público Raúl Tomás Alton Garza, cuyo cadáver fue encontrado semi sepultado en el jardín de su domicilio.
No sé si Rosa Nelly decidió acabar de esta forma su relación sentimental o si seres ajenos al matrimonio cometieron tan artero crimen, eso corresponde a los juzgadores decidirlo.
Lo que sí puedo analizar es la forma en que los “representantes de la ley” intentan que la jueza a cargo del caso la declare culpable con todas las agravantes que se puedan imaginar.
Son argumentos que rayan en la estupidez humana y hacen recordar aquella novela de Albert Camus, El Extranjero, en donde el personaje principal, Meursault es sentenciado a muerte no por haber cometido un crimen, no porque haya vaciado su revólver sobre la humanidad de otra persona, no, jamás fue sentenciado por esa causa, que es por la que originalmente se encontraba preso. Su peor pecado fue no haber llorado durante el sepelio de su madre. No lloró cuando la velaron, no lloró cuando la llevaban al panteón, ni siquiera lloró cuando la sepultaron. Al extranjero le gustaba ese día por lo soleado y agradable para que fuera un día de campo. Y por esa razón fue enjuiciado.
Hoy la historia se repite, en el circo de tonterías que se consuman a diario en la Procuraduría, los juzgadores se preparan para enjuiciar a Rosa Nelly, una mujer que, de acuerdo con el psicólogo oficial, muestra dureza en sus acciones, en sus palabras, externa sus malestares, habla “golpeado”, es celosa y además… ¡oh, no, no lo puedo creer, esto es lo más absurdo que he visto a lo largo de mis 40 años de ejercer el periodismo!, porque la dama cuenta con tres carreras universitarias y eso hace de ella una mujer pagada de sí misma, déspota, arbitraria, con pleno dominio de sus actos, con aires de autoestima, con un claro complejo de superioridad y con… no sé cuantos adjetivos más que de acuerdo a los representantes de la ley son claros indicios de que se trata de una criminal en potencia, una criminal que arteramente arrebató la vida a su marido, porque con ese aire frío que ahora presenta, ayer o antier, cuando ocurrió la tragedia, blandió sobre la cabeza de su amado un marro y asestó un golpe y otro y otro, hasta dejarlo inconsciente. Después lo arrastró hasta el jardín, cavó, a medias, una tumba, y sepultó parte del cuerpo de ese ser que algún a vez amó.
Luego de esa operación “quirúrgica”, como si nada hubiera pasado, abordó el carro del marido, manejó por varias calles y abandonó la unidad en cualquier calle. Es tanta la sangre fría de tan villana señora que hasta tuvo la ocurrencia de solicitar ayuda oficial, después de cometer el delito, “porque no localizaba a su marido”.
¡Qué frialdad de carácter! Solo los grandes asesinos tienen en sus mentes dimensiones semejantes para la realización de sus crímenes. Y ella, Rosa Nelly, forma parte de esa colección de criminales a los que les da lo mismo asesinar con un cuchillo, con un martillo, con una aguja o hasta con la pluma de un ganso y después se preparan un delicioso postre y se ponen a ver alguna serie de Criminal Minds para sentirse el personaje del día.
Pero no se acusa a la mujer detenida en una cárcel de Monclova por el delito grave de asesinar a su marido, –el notario público favorito de Rubén Moreira, el que liberaba escrituras al antojo del sr. gobernador, el que inclusive fue encargado de sellar el compromiso del entonces candidato para quitar la tenencia vehicular– no.
No fue importante para la Procuraduría endilgarle el crimen, presentar pruebas, huellas en el mango del martillo, en la pala que utilizó para cavar, o tierra en las uñas si la zanja la abrió con las manos: más importante fue desentrañar su personalidad, encontrar los vericuetos de su retorcida mente, porque solo una mente que raya en la locura puede ser capaz de mantenerse fría, sin mostrar emociones en el rostro, sin brillo que emocionen sus ojos, sin muecas de sufrimiento, sin lágrimas que rueden por las mejillas.
Eso fue lo que quiere poner en claro la autoridad. La mujer puede ser o no la asesina de su marido, pero lo que sí parece seguro es su carácter duro, sus celos, su forma de tratar a la gente, su despotismo, su soberbia y con ello, con esas pruebas, quieren mandarla al cadalso, a la hoguera, a sufrir el martirio de los hombres que saben cobrar venganza de las mujeres que osan estudiar y se convierten en prófugas del hogar.
Puedo seguir escribiendo sobre este tema plagado de hechos irracionales, de ataques a la privacidad de una persona que acaba de perder a su marido, que acaban de asesinarle al marido y ahora tiene que enfrentar los ataques perrunos de los representantes del Procurador Homero Ramos Gloria.
Y es que, solo una mujer perversa y criminal puede estudiar tres carreras profesionales. Solo una mujer de tal calaña confía en lo que hace y lleva a cabo sus proyectos. Solo una mujer dura puede sufrir un aborto, porque las mujeres sumisas y buenas no sufren abortos, nada más por eso, porque son personitas que viven frente a la estufa, dan de comer al marido, lavan y tienden calzones y cambian pañales zurrados.
Qué vergüenza. Sencillamente, ¡qué vergüenza! que las misóginas autoridades de Coahuila midan a esta mujer, enjuicien a esta mujer y culpen a esta mujer por prepararse, por ser un ente con ambiciones que sabe que a través de la educación se conquistan las metas y se coronan las ambiciones.