El último informe de la UNESCO destapa una realidad sobre el estado de los océanos de la Tierra. Están en jaque: se enfrentan a una “triple amenaza” de calor extremo, pérdida de oxígeno y acidificación, lo que está ejerciendo una enorme presión en la vida marina del planeta. Alrededor de una quinta parte de la superficie oceánica del mundo es particularmente vulnerable a estas amenazas impulsadas por la actividad humana como la quema de combustibles fósiles y la deforestación, según el informe.
Aunque nada está sellado a fuego, los hallazgos exhiben inquietantes paralelos con los precursores de extinciones masivas anteriores en la historia de nuestro planeta. Como lo que ocurrió hace unos 252 millones de años (hacia el final del Pérmico), cuando la Tierra experimentó el evento de extinción más catastrófico de su historia. Lo conocemos como la Gran Mortandad y, con él sobrevino el fin de más del 90% de las especies marinas y alrededor del 70% de las especies de vertebrados terrestres.
“Este informe de la UNESCO muestra que la alteración del clima está teniendo un impacto cada vez más fuerte en el estado de los océanos. Temperatura, acidificación, nivel del mar: todas las alarmas están sonando. Además de implementar el Acuerdo Climático de París, pedimos a nuestros Estados miembros que inviertan en la restauración de los bosques marinos y regulen mejor las áreas marinas protegidas que son importantes reservorios de biodiversidad”, dijo Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO.
Una triple amenaza
Los investigadores han descubierto que, a medida que el calentamiento global ha empeorado, se ha ejercido una presión cada vez mayor sobre las especies marinas, y hasta el 20 por ciento de los océanos del mundo se ven afectados por estas amenazas.
“El océano global se está volviendo más cálido, más ácido y perdiendo oxígeno debido al cambio climático. Además de esta tendencia, los aumentos repentinos de temperatura o las caídas del pH o del oxígeno afectan negativamente a los organismos marinos cuando no pueden adaptarse rápidamente a estas condiciones extremas”, señalan los autores el estudio que recoge la revista AGU Advances.
Los científicos analizaron los casos de calor extremo, desoxigenación y acidificación, encontrando que tales eventos extremos pueden durar hasta 30 días, y los trópicos y el Pacífico norte se ven particularmente afectados por las amenazas compuestas. El calor extremo, la acidificación y la desoxigenación son fuerzas temibles por sí solas, pero si, además, se combinan varias a la vez, las consecuencias pueden ser tremendamente catastróficas para el entorno. Pueden provocar lo que los científicos del clima denominan “eventos extremos compuestos de columnas” (CCX), que hacen que las áreas afectadas del océano sean prácticamente inhabitables. Por ello, las aguas del Pacífico Norte y los trópicos son las más afectadas, ya que son las únicas zonas que se enfrentan a un triple CCX en estos momentos.
La tasa de calentamiento de los océanos se ha duplicado en 20 años
Los datos son deprimentes. Sabemos que las temperaturas fluctúan a lo largo del año, pero el océano se está calentando de forma constante e imparable, según el informe. Es más, los datos de la UNESCO recalcan que el océano se está calentando ahora al doble de lo que lo hacía hace veinte años, y que en 2023 se ha registrado uno de los mayores aumentos desde la década de 1950. Ya existen puntos críticos por encima de los 2 °C en el Mediterráneo, el océano Atlántico tropical y los océanos australes.
El efecto más dramático de este incremento de temperatura en los océanos es que también está aumentando el nivel del mar porque, a medida que el agua se calienta, también se expande. El calentamiento de las temperaturas del océano representa ahora el 40% del aumento global del nivel del mar, y la tasa de aumento se ha duplicado en los últimos 30 años hasta alcanzar un total de 9 centímetros, dice el informe.
El calor tiene otras consecuencias para la vida marina. Obliga a las especies a desplazarse hacia unas aguas menos abrasadoras, a la par que muchas sufren que, a consecuencia del calor y de las enormes cantidades de dióxido de carbono que tienen que absorber, priva al océano de oxígeno (las especies costeras se están asfixiando por la disminución de los niveles de oxígeno), haciendo el agua más ácida y menos habitable para la vida marina (disolviendo los caparazones de las criaturas marinas, por ejemplo, a causa de la acidificación del agua).
Y es que los océanos son los sumideros de carbono más grandes del mundo, por encima de los bosques pero, con esta inmensa carga, empeorada debido al cambio climático, llega un momento en que pasa factura y las poblaciones acuáticas se ven cada vez más amenazadas. Solo el año pasado, los océanos experimentaron un aumento en el calentamiento que superó incluso las predicciones más pesimistas, por lo que la trayectoria que sigue no es nada tranquilizadora.
Las conclusiones del informe de la UNESCO exponen que una vez más las especies costeras serán las más afectadas haciendo que, a causa de esta fluctuación en la acidez del agua, las generaciones jóvenes de animales y plantas puede que sean demasiado frágiles para sobrevivir, lo que provocará mortandades masivas.