La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó que Gaza está frente al enorme riesgo de propagación de enfermedades transmisibles por el agua, la contaminación de los escasos alimentos, la proliferación de mosquitos, montones de basura y golpes de calor. El organismo ha calificado de crítica la situación sanitaria y humanitaria en la Franja de Gaza, a la cual consideró una zona muerta con gran parte del territorio destruido.
“Se trata de una combinación muy difícil no tener agua, basura por todos lados y altas temperaturas, algo que puede provocar la aparición de varias enfermedades transmisibles”, dijo el portavoz de la OMS, Tarik Jašarević, quien afirmó que se han registrado unos 470 mil casos de diarrea desde el comienzo de la guerra.
El reino de la basura
Niños con sandalias caminan fatigosamente por agua contaminada con aguas residuales y escalan crecientes montículos de basura en los abarrotados campamentos de tiendas de campaña de familias desplazadas en Gaza. La gente hace sus necesidades en fosos cubiertos de arpilleras, sin ningún lugar cercano donde lavarse las manos.
En el sofocante calor del verano, los palestinos dicen que el olor y la suciedad que los rodea es simplemente otra realidad ineludible de la guerra, como las punzadas de hambre o los sonidos de bombardeos.
La capacidad del territorio para eliminar la basura, tratar aguas residuales y suministrar agua potable ha sido prácticamente diezmada por ocho meses brutales de guerra entre Israel y Hamás. Esto ha empeorado las sombrías condiciones de vida y aumentado los riesgos para la salud de cientos de miles de personas privadas de un resguardo adecuado, alimentos y medicinas, dicen los grupos de ayuda.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) ha denunciado este viernes que las autoridades israelíes están impidiendo la recogida de basura de los vertederos en la Franja de Gaza, provocando unas condiciones sanitarias “extremadamente terribles” que hacen temer una mayor propagación de enfermedades.
“Miles de toneladas de basura humeante se amontonan entre los refugios bajo un calor sofocante. Las familias buscan entre la basura materiales rescatables; los niños vuelan cometas. Todas las personas con las que hablas están absolutamente agotadas”, ha señalado la portavoz de la UNWRA, Louise Wateridge.
Fallan los servicios básicos
La ONU estima que casi el 70% de las plantas de agua y saneamiento de Gaza han sido destruidas o dañadas por los intensos bombardeos de Israel. Eso incluye las cinco instalaciones de tratamiento de aguas residuales del territorio, además de plantas desalinizadoras de agua, estaciones de bombeo de aguas residuales, pozos y embalses.
Los empleados que antes administraban los sistemas municipales de agua y desechos han sido desplazados y algunos han muerto. Este mes, un ataque israelí en la ciudad de Gaza mató a cinco empleados del gobierno que reparaban pozos de agua, reportó la ciudad.
A pesar de la escasez de personal y de los equipos dañados, algunas plantas desalinizadoras y bombas de aguas residuales funcionan, pero con dificultades por la falta de combustible, explican trabajadores humanitarios.
Una evaluación de la ONU de dos campamentos de tiendas en Deir al-Balah encontró, a principios de junio, que el consumo diario de agua de la gente (incluida la que bebe y con la que lava y cocina), promediaba menos de 2 litros (alrededor de 67 onzas), muy por debajo de los 15 litros diarios recomendados.
ONU se coordina con otros organismos para reparar las instalaciones de alcantarillado y el sistema de agua de Gaza. Israel ha abierto tres líneas de agua “que bombean millones de litros diarios” a Gaza, informó.
Pero la gente suele esperar horas en una fila para recoger agua potable de los camiones de reparto y llevar a sus familias todo lo que pueden cargar. La escasez significa que las familias a menudo se lavan con agua sucia.
Esta semana, dijo Dalloul, un joven palestino, tuvo que hacer fila para comprar agua de un vendedor.
“Descubrimos que era salada, estaba contaminada y llena de gérmenes. Encontramos gusanos en el agua. Yo había estado bebiendo de ella”, añadió. “Tuve problemas gastrointestinales y diarrea, y hasta este momento me duele el estómago”.
Aún se trabaja para mejorar los procesos de gestión de residuos y examinar propuestas para establecer nuevos vertederos y permitir la entrada de más camiones de basura a Gaza.
Miedo latente al cólera
Los casos de hepatitis A están en aumento y los médicos temen que a medida que llegue el clima más cálido sea más probable que se produzca un brote de cólera si no hay cambios drásticos en las condiciones de vida.
“Las condiciones de hacinamiento, la falta de agua, el calor, el saneamiento deficiente: Éstas son las condiciones previas del cólera”, explicó Joanne Perry, médica que trabaja en el sur de Gaza con Médicos Sin Fronteras.
La mayoría de los pacientes padecen enfermedades o infecciones causadas por un saneamiento deficiente, dijo. La sarna, las enfermedades gastrointestinales y las erupciones cutáneas son comunes. Se han reportado más de 485.000 casos de diarrea desde el inicio de la guerra, dice la OMS.
“Cuando vamos al hospital a pedir medicamentos para la diarrea, nos dicen que no están disponibles y voy a comprarlos fuera del hospital”, refirió Dalloul. “Pero, ¿de dónde saco el dinero?”.
Con los esfuerzos para negociar un alto al fuego entre Israel y Hamás estancados, Dalloul expresa que ha perdido la esperanza de que la ayuda esté en camino.
“Tengo 21 años. Se supone que empiece mi vida”, dijo. “Ahora sólo vivo frente a la basura”.