…¿Dónde duerme la autoridad electoral que parece ignorar las reiteradas violaciones a la ley, ordenadas desde Palacio Rosa? Ahora es la significativa Cabalgata anual de Sabinas. ¡LA COMPRARON!
Según testigos, gentes finas de Sabinas, es insultante que el gobierno del estado tenga en el abandono total al municipio, que tenga a pan y agua al alcalde Ignacio Lenin Flores Lucio y de paso a la población, por ser emanado de la UDC y no del PRI (Sabinas sin obras, sin programas sociales, sin apoyo al campo, sin educación ni escuelas dignas, sin salud de acuerdo a la demanda, etc.).
Pero más insulto es que para apoyar la irresponsable precampaña de su delfín Miguel Riquelme, gasten millones: en comidas (10,000 comidas compradas de última hora), en movilizaciones (se obliga a los alcaldes de la región y vecinos, llevar contingentes pagados a la Cabalgata), y toda una parafernalia para buscar compensar la caída extrema del atufado alcalde, por el cobarde manejo en la crisis de las inundaciones (que no previó, que se agudizaron por no construir la prometida infraestructura pluvial en Torreón y por su altanería con la gente de las colonias).
¿Imaginan al guapo Riquelme, con su porte gallardo y esbelto, con su perfil vaquero, y su montura Salvatore Ferragamo (hecha para la ocasión, con cargo a la Tesorería Estatal); montar un buen caballo prestado (buscando afanosamente los estribos), portando un buen sombrero prestado, estrenando un par de botas y unos pantalones de mezclilla 38 x 30… y sentirse John Wayne conquistando el norte? Imperdible espectáculo.
Como buenos mexicanos tenemos que tratar de reír y hacer broma de nuestras desgracias. Padecer este Moreirato y este intento vomitivo de Rubenato, es deporte extremo. En la gente está la respuesta, directa, contundente. El desprecio al continuismo y a la corrupción heredada, ha de ser la única actitud moral y de una urgente “dignidad dignificante”. La gente del norte es levantada, es guerrera, es valiente. La gente del norte, sola, ha hecho revoluciones y ha parado los pies a tanto trasnochado. La historia es fiel y somos orgullosos testigos de ello.
Humberto Moreira usó a los cabalgantes y a los habitantes del norte para lograr votos para su campaña. Su antecesor Enrique Martínez siempre fue de a caballo y atendía a los ganaderos y a los norteños. Entonces era un filón votacional nada despreciable, pero había que disfrazarse de vaquero y fingir aprecio por esa cultura norteña.
Humberto, fue a la cabalgata en campaña, “regalaba” borregos y comilonas (como ahora intenta el otro Moreira), todas las noches de campamento y de la Feria; para congraciarse con la raza. Ya gobernador, fue visitado por los francos vaqueros, que fuera a su cabalgata y les diera el mismo trato le pidieron; sería el invitado especial. Lapidaria respuesta y portazo en el sombrero se llevaron ¡yo no estoy para juegos de caballitos, tengo que gobernar! Se acabó el fingimiento, la realidad era otra.
Los cambios en el gabinete federal, obligados por el desgaste presidencial, fueron un balde de agua helada para Rubén Moreira. Su único aliado y a medias, es Videgaray y SE FUE A SU CASA. Ahora tiene que distraer a la gente, ahora como nunca tiene que heredar a uno de los mismos para cubrirse la salida. La corrupción es evidente, el enriqueciendo es insultante. La impunidad y las mentiras, son la síntesis de un Moreirato que agobia.
Pero no, la salida no será limpia para Los Moreira, no será amable para Rubén (el juicio de la historia los condena y el juicio de los hombres será implacable; el juicio final está cerca). Y no heredará candidato, su herencia y legado no es más que… un mal olor gubernamental, y un desprecio social enorme; uno indecible, uno colosal.
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