Aceptemos que en el pasado hubo violaciones al orden constitucional ¿es eso una justificación suficiente como para que en el presente se trasgreda de manera flagrante el Estado de Derecho?
Si es serio el llamado a que dejemos de lado nuestras diferencias y nos pongamos a trabajar por el bienestar de nuestro país, debe aceptarse que, en verdad, nadie puede estar por encima de la Ley.
No se trata de una exigencia caprichosa; no es, tampoco, un intento por recordar que esa fue una promesa de campaña. Simplemente es reconocer que México ha encontrado en la falta de respeto al orden constitucional su mayor obstáculo para crecer y desplegar todo su potencial.
Por tanto, si queremos un país distinto que brinde condiciones prósperas para todos sus habitantes, urge que se rectifique y que se haga del respeto al estado de derecho el más generalizado de los hábitos entre los mexicanos.
Para que ese propósito se pueda cumplir es necesario que los principales actores políticos, económicos y sociales del país demuestren con hechos su firme compromiso por hacer realidad el orden constitucional, para que éste deje de ser letra muerta.
No se deben permitir más los abusos del poder. Quien está al frente de un cargo público, de las grandes corporaciones empresariales, la academia, las organizaciones ciudadanas, etc., debe demostrar con los hechos que aspira a que el país funcione libre de corrupción y de malos manejos. El ejemplo de uno no basta, el de muchos sí hace la diferencia.
Un auténtico cambio sólo puede surgir de una red extensa de ciudadanos comprometidos que, desde todos los frentes, marque la pauta de ese México que todos deseamos.
Debemos dejar de esperar que una sola persona haga la diferencia, porque sólo nos toparemos con decepciones. La complejidad de los problemas de nuestro país hace imposible que la acción individual los erradique.
Ojalá y el presidente también así lo comprenda y que, en lugar de tratar de componer el mundo a punta de promesas banales, amenazas y memorándums, con hechos sume las voluntades que requiere el país para cambiar.
@marcelotorresc