A consecuencia de la campaña contra la corrupción en China, las autoridades decidieron dictar medidas de castigo drásticas para la alta suma de casos de corrupción en la administración.
El Tribunal Popular Supremo de China y la Fiscalía del Estado, concibieron una revisión al Código Penal de 2015 donde no se instauraba la cantidad exacta que líderes corruptos malversen o reciban sobornos para aplicar la pena de muerte, indicando que ésta serán los superiores a los 463 mil dólares.
Dado el caso en que el acusado confiese el delito o devuelva el dinero malversado, la pena capital se suspendería por dos años y en los hechos, significaría la conmutación por cadena perpetua, que es la condena habitual para los casos de corrupción en el país. Además, los altos cargos pueden ser juzgados por complicidad de no denunciar la corrupción de colegas cercanos, incluso si estos forman parte de su familia.
Los políticos que resulten culpables de “casos de extrema gravedad” serán elegibles para la pena si sus acciones “causaron impacto social extremadamente vil y pérdidas muy significativas para el estado de y los intereses del pueblo”.
El diario Xinhua, ha sido el encargado de poner al tanto a todos sobre las medidas y su evolución. En un comunicado, recordaron que hace tres años, el presidente Xi Jinping, lanzó una campaña muy publicitada contra la corrupción para purgar los funcionarios de alto rango “tigres”, así como de bajo nivel “moscas”. La campaña sorprendió a los analistas al golpear a un nivel más alto de lo esperado, pero sin funcionarios del Partido Comunista, desde que Xi asumió el cargo. Por tales motivos, la pena capital será una opción para los tribunales controladas por el partido de China, pero no será obligatorio para cada caso “extremo”.
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