Llegó Hanna y todo lo destapó. Los desarrolladores de Saltillo y Ramos Arizpe no canalizan arroyos, construyen sobre los cauces, tapando el paso del agua. El arroyo el Saucillo se llevó a una familia humilde, unos murieron y una niña no aparece. Nadie ayudó a los pobres, criminales horas después, los políticos fueron a socorrer a los ricos de la zona del Campestre (allá vive Riquelme). Algunos medios los evidenciamos y entonces, llegó el gobernador con chaleco rojo y muchos alelotes, un helicóptero sobrevolaba y fueron llegando más perros, tipos a caballo y hasta un lobo mexicano, buscador. Que paradójico, la niña desaparecida se llama “Lluvia”, la buscan luego de tantas horas cuando “ya no está viva” y no la encuentran. El drama es la pérdida y la impotencia, el drama es la negligencia y la deshumanización de las autoridades. Y es que ¡son del PRI y es que no acaba el moreirato y quieren más!