• No satisface su información en su comparecencia ante el Congreso del Estado
David Guillén Patiño
columnasdemexico.com
Mal librado salió el secretario de Finanzas del Gobierno del Coahuila, Blas Flores Dávila, de su comparecencia ante el Congreso del Estado, durante la cual no sólo evidenció el mal manejo de la mega deuda que el Moreirato heredó al gobernador Miguel Ángel Riquelme Solís, sino también la falta de elementos para hacer frente a los cuestionamientos.
Por consiguiente, los integrantes de la Comisión de Finanzas de la LXI Legislatura estatal plantearon en la misma reunión la necesidad de que el encargado de las finanzas de la administración pública de la entidad comparezca nuevamente para explicar los puntos que quedaron confusos o sin responder de manera satisfactoria.
En un tenso encuentro que duró más de una hora, mismo que concluyó con zipizapes entre el presidente de la Junta de Gobierno, diputado Samuel Rodríguez, e integrantes de la bancada panista, los legisladores descubrieron que más de 2 mil millones de pesos, dedicados al servicio de la deuda, finalmente han sido “arrojados a la basura”, pues el monto de la deuda sigue siendo prácticamente el mismo: 36 mil 223 millones de pesos.
La descomunal cantidad que habrá que pagar a seis instituciones bancarias, con las cuales se renegociará en las próximas semanas, representa alrededor del 75% presupuesto que este año ejercerá la administración pública estatal, estimado en casi 48 mil millones de pesos.
Tan sólo en intereses, el Gobierno del Estado desembolsó en 2017 la cantidad de 2 mil 809 millones de pesos, pero lo acumulado por tal concepto desde 2011 asciende a estratosférica cifra de $16 mil 800 millones, reveló el tesorero estatal, y destacó que tal compromiso será solventado negociando la reducción de tasas de interés y conservando los mismos plazos de amortización, que van de 20 a 22 años.
Respecto del crédito solicitado en diciembre pasado, por 980 millones de pesos, a saber, el tema que originalmente llevó al Congreso del Estado a solicitar la comparecencia del secretario, este explicó que se trata de un empréstito a corto plazo, mismo que no forman parte de la mega deuda y que cumple con los requisitos que marca la ley en cuanto a que debe servir para cubrir necesidades de liquidez para desarrollar obra pública, salud, seguridad pública y asistencia social.
Blas Flores Dávila dejó claro que el Gobierno del Estado no se encuentra en bancarrota y que incluso está en posibilidades de capitalizarse a través de una nueva política fiscal, en tanto, la deuda contraída en la administración de Humberto Moreira podrá ser reestructurada en un lapso de dos meses, lo cual incluiría la reducción de las sobretasas de interés.
En general, el gobierno de Miguel Ángel Riquelme Solís espera contar con mayor flujo de efectivo para hacer frente a los compromisos de obra pública y de programas encaminados, incluso, a mejorar los servicios de salud pública, los cuales registran un severo rezago, según lo reconoció ante el coordinador de la Comisión de Salud, Medio Ambiente, Recursos Naturales y Agua, diputado José Benito Ramírez Rosas, luego que este planteó que el Gobierno del Estado pudiera estar en bancarrota.
Los legisladores del Partido Acción Nacional cuestionaron acremente la manera en que ha sido renegociada la deuda, al tiempo que hizo hincapié en que debe aclararse el estado financiero del gobierno de Riquelme Solís, pues muchos renglones de su gestión están siendo desatendidos, como también lo recalcó el grupo parlamentario de la UDC.
Dicha bancado pidió que se especifiquen los montos de pago mensuales, incluidos los intereses, a los seis bancos con los que se contrajo la deuda por más de $36 mil millones, cuya amortización podría prolongarse a los largo de 30 años, según alertó el PRD, en tanto el PRI no dejó de mostrar una actitud condescendiente con el secretario de Finanzas.