¿Por qué la gente ya no protesta?

En Coahuila, a 40 días de que el sexenio acabe y Los Moreira dejen el poder (con el apellido), la gente, aunque harta y encabronada, dejó de protestar. Lejos de reconciliarse de salida, Rubén Moreira y su abusivo gobierno, hacen más arreglos y gandallismos que antes.

Leyes infames, votadas por servilismo y sin consulta ciudadana, fueron cocinadas al antojo y al vapor, en los últimos días. Cuerpos de gobierno, “anticorrupción y de justicia”, fueron diseñados a modo, formados por funcionarios moreiristas y facultados para ejercer por varios años, a partir de ahora (el fin del sexenio y el fin del moreirato).

No sabemos con certeza que pase en los próximos días con el Juicio Electoral, si hay anulación o si el delfín Viggiano-Moreira es validado como gobernador. No lo saben tampoco ellos (Moreira y Riquelme), por ello se blindan y protegen su salida.

La sociedad, ignorada y vulnerada, “ya no protesta”.

¿Está esperanzada la sociedad en que se anule la elección, y sin mayor apoyo social, el Frente Por Un Coahuila Digno haga la chamba (o la haga a medias) y se obren los milagros, con ases bajo la manga; que ello derive en una nueva elección y la alternancia llegue por fin a nuestra amada tierra y todo cambie, por arte de magia y no de votos, como debiera ser?

¿Esperan los coahuilenses que el nuevo congreso, en su mayoría opositor al PRI-Gobierno, llegue al poder (1 de enero del 2018) y mágicamente derogue tanta ley aviesa, tumbe el sistema anticorrupción y despida a los fiscales, funcionarios y magistrados de Moreira, puestos en cada encargo protector; que haga juicios debidos y encarcele a los criminales del gobierno saliente; que sea un equilibrio de poder ultra poderoso, al grado de amarrar las manos a quien suceda el gobierno?

La gente de Coahuila ve que el gobierno ladrón se va saliendo con la suya, y es que son hábiles para maniobrar los medios, y es que no tienen escrúpulos en usar el dinero hurtado para comprar voluntades en todo sitio. La gente se abate, se derrota antes de tiempo, facilitando aún más el destino fatal.

Nada está definido.

No, nada está definido. El Juicio Electoral camina lento, al ritmo de Rubén y se agota el tiempo porque así les conviene a los Moreira y porque nadie protesta con autoridad y respaldo ciudadano (aplastante, atemorizante). Pero ni los rebases de topes son el único agravio para anular la elección, ni los agravios y pruebas, que también son anuladores, han llegado al TRIFE.

El TRIFE ha venido demostrando en los últimos días que está infiltrado de PRI, pero ahí hay también panistas (que no se notan hasta ahora). Lo más importante aún está pendiente, pero la contundencia de la protesta está ausente.

Nada está dicho, aunque se acorten los días y en los cercanos al 30 de noviembre en que se acaba la administración de Rubén, se pretenda dar el zarpazo.

La realidad.

Un gobierno estatal, criminal y corrupto, favorecido por un gobierno federal coludido en el dinero para el PRI-Gobierno y untados de mano a todos los niveles. Un gobierno alevoso que le ha tomado la medida a la sociedad, a quien ha: espiado, perseguido, sometido con leyes y funcionarios a modo; domado, corrompido y desprestigiado.

Una sociedad coahuilense conformada, molesta pero agachada, digna pero callada, retadora pero para que actúen otros por ella. Una sociedad que seguramente nos merecemos a los bandidos que nos gobiernan, y a los esbirros que hacen cola para empoderarse y llevarse lo poco que queda (tapando las cloacas, rebosantes).

Un Frente de ex candidatos, que ve desvanecerse su oportunidad histórica de defender estruendosamente los derechos de la sociedad, de dignificarla como han ofrecido, y de dignificarse a sí mismos.

El INE México redujo el rebasado tope de gastos de campaña a Miguel Riquelme, porque el TEPJF le dijo que corrigiera, pero no ajustó hacia arriba otros gastos porque la defensa de los coahuilenses fue aguada. Lo podrán hacer en algunos días, o no, (queja 141 del PAN y otros), pero ya no tenemos días “que perder”.

40 días.

Un mes y días para conocer el desatino de Coahuila.

Yo ya quiero saber que nos espera, no se ustedes. Yo ya quiero conocer la suerte final. No me gusta que otros, ajenos a nosotros, estén decidiendo lo que nosotros votamos. No me gusta que seamos espectadores y no actores en un obra que define nuestro futuro.

Yo, en mi modesto quehacer editorial y en el Periódico Digital que edito, junto a un equipo de valientes, he hecho mi parte. Sigo activo, combatido, denunciante y ocupado. Pero la guerra es desigual y el campo… es de metralla.

Dios nos ayude, y bendiga nuestra acción.

Compartir