Si no hay crecimiento, no hay empleos, si no hay empleos no hay bienestar, si no hay bienestar, no hay paz, no hay tranquilidad.
Esto que estamos viviendo en México se ha originado en buena medida además de la corrupción, ha sido por la falta de crecimiento”.
¡Cuánta razón tenía el autor de esas palabras, pronunciadas hace menos de dos años! La misma razón que hoy él y sus defensores se niegan a sí mismos. ¿Qué cambió de 2018 a la fecha?
¿Cómo se convencieron de todo lo contrario? ¿De qué manera llegaron a la conclusión de que no era necesario crecer?
Un par de circunstancias: ya son gobierno y sus resultados son peores que los entregados por la desastrosa administración anterior.
Acomodaticios y marrulleros como son, han decidido torcer la verdad. Y en vez de reconocer que han fallado y de corregir por el bien de México, prefieren darle la espalda a la realidad y construir quimeras.
Pero, lo dicho en el pasado está allí grabado, listo para interpelarlos en el presente: ¿cómo le iría a nuestro país si toda esa energía y creatividad que están empleando para defender lo indefendible, la utilizaran para reactivar la economía y reducir los índices de violencia?
Lo pongo en otros términos: ya que decidieron que no, que el crecimiento de la economía no es algo necesario, entonces, ¿con los recursos de qué – o de quién- van a disminuir la pobreza?
¡Claro! Van a vender cachitos de la rifa del avión presidencial.
¿O me equivoco y será con el dinero que se ahorran con los servicios de salud y guarderías que antes beneficiaban en algo a esos mismos pobres que dicen van a rescatar?
México espera resultados, no explicaciones a la ausencia de éstos. Tal vez para ganar las elecciones y convencer a millones de electores la palabrería y la charlatanería les haya alcanzado.
Pero es evidente que no les está alcanzando para solucionar los muchos problemas que tiene el país, de hecho, los están empeorando.
Pero lo más triste es que tienen a muchas personas inteligentes ocupadas, no en encontrar respuestas, sino en construir pretextos. ¡Triste uso para la inteligencia!
@marcelotorresc