La exigencia de que los gobiernos brinden seguridad a sus ciudadanos no es un asunto caprichoso, tampoco obedece a los intereses de ningún partido o sector en particular. Se trata de una de las necesidades más básicas y de las explicaciones más sencillas para la existencia de un gobierno: si éste es incapaz de cumplir con su obligación de garantizar la vida y las pertenencias de las personas entonces no tiene razón de ser.
Todo el tiempo que se ocupa para encontrar en las gestiones anteriores las causas de la incapacidad del presente, mejor debería dedicarse a encontrar el camino para salir adelante. Pero se necesita una enorme humildad para reconocer los errores propios y una conciencia del papel histórico que se debe cumplir estando al frente de cualquier institución hoy en México.
Estoy seguro que a la ciudadanía ya no le importa quién tiene la culpa. Pero, están ávidos de vivir en condiciones de paz y seguridad. Por eso, los gobiernos deben hacer un uso eficaz de todas las capacidades de que disponen para garantizar la paz y la tranquilidad de todos por igual. Por supuesto que la fuerza pública debe emplearse cuando sea necesario, es absurdo que no se haga así. Pero, también hay que echar mano de la inteligencia, la tecnología y de acciones de política pública qué impidan que los negocios de los delincuentes florezcan.
En el tema de seguridad todos tenemos una responsabilidad. Pero ésta es mayor entre quienes piden el voto bajo la promesa de que terminarán con la violencia. Por el bien de todos, primero la seguridad. Porque con “fuchis”, “guacalas” y diciéndoles a las mamacitas de los delincuentes que se porten bien, quedó claro que no funciona.
@marcelotorresc