En Europa, la Convención de Estambul (CE) es el primer instrumento jurídico de fuerza obligatoria que crea un marco legal para combatir la violencia contra las mujeres, además de prevenir la violencia doméstica, protegiendo a las víctimas y castigando a los infractores.
El Consejo de Europa creó la Convención de Estambul en 2011 y entró en vigor a partir de 2014, es relativamente reciente y su objetivo es luchar en contra de la violencia de género, pertenecen a ella 46 países, entre los que destacan, La Unión Europea, El Reino Unido, la República Checa, Eslovaquia y Bulgaria, entre otros; incluye como delitos, la violencia física, psicológica y sexual, la violación, la mutilación genital femenina, el matrimonio forzado, el acoso, forzar el aborto y la esterilización, estos delitos deben estar incluidos en los sistemas jurídicos de los Estados firmantes, por lo que están obligados a enfrentar todas las manifestaciones de violencia en contra las mujeres de modo amplio y abarcador, llegar a lo profundo de las situaciones de desigualdad y estereotipos concernientes a los roles de mujeres y hombres en la sociedad..
En Europa la Convención de Estambul fue el primer instrumento obligatorio legal de fuerza que protege a las víctimas y castiga los infractores ya que formaliza y determina que la violencia intrafamiliar y contra las mujeres violan gravemente los derechos humanos y son una forma trascendental de discriminación en contra de ellas.
Hace 5 semanas la CE cumplió 10 años y la lucha por estos derechos está enfrentando obstáculos formidables por parte de los grupos ultraconservadores, situación que se agravó con el surgimiento del COVID-19, los avances de la equidad de género en el ámbito laboral se han intrincado y los obstáculos para acceder a la salud sexual y reproductiva se multiplican.
Aunque hay avances significativos, los refugios y apoyos para víctimas se han establecido al menos en 10 países, los avances jurídicos sobre violencia sexual y violación se aproximan a lo establecido por la Convención, demás una mayor capacitación de policías y del personal judicial en lo referente a la violencia motivada por el género y a una persecución más efectiva de esta violencia, lo evidente es que el Convenio de Estambul salva vidas.
Estimada lectora, lector, usted podrá preguntarse a que viene la mención del Convenio en este espacio. La razón es sencilla, en el mundo, la lucha contra la violencia hacia las mujeres se fortalece; en California, un juez echó abajo las barreras que impedían que las víctimas de violencia machista o de pandillas obtuvieran el derecho de asilo, además da opción de asilo a familiares de una víctima de violencia al pertenecer a una organización social. Con la violencia institucional de seguridad social establecida por el gobierno de Coahuila algunos podrían optar por esa alternativa, digo, por lo de las pandillas.
En la zona de La Laguna este año se han cometido 7 feminicidios, según informa Marco Zamarripa, director del Consejo Cívico de las Instituciones quien agregó que la violencia en contra de la mujer debe erradicarse. Saltillo fue colocada en la posición número 13 de los 100 municipios con mayor incidencia de feminicidios, en 2020 la FGE registró 24 feminicidios en Coahuila.
En México la violencia hacia las mujeres es un problema generalizado, pese a que la Cámara de Diputados promulgó la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia el 1º de febrero de 2007, 4 años antes que en Europa, pero parece que retrocedemos, lejos de avanzar y es que lo que falla aquí gravemente son los sistemas jurídicos, los ministerios públicos que administrados por el patriarcado, por el androcentrismo jurídico para quienes las mujeres valemos menos que el hombre, somos débiles, frágiles, desobedientes y hay que someternos a su autoridad. ¡Qué aprendan quién manda!