Qué es el respeto y cómo ejercerlo todos los días

El primer paso para ejercer el respeto es sentirlo por uno mismo.

El respeto es uno de los valores fundamentales de las relaciones humanas. Es una actitud que se aprende y se cultiva a lo largo de la vida y que juega un papel muy importante tanto para con uno mismo como para los demás. Es constante, continua y casi permanente tanto de palabra como de hechos.

El respeto es un sentimiento positivo de admiración, aprecio, veneración y reconocimiento hacia la persona por la que se siente. Pero es importantísimo que para que se pueda llevar a cabo el respeto primero debe de sentirse hacia uno mismo.

Una persona se respeta a si misma cuando es capaz de pensar y actuar de una manera independiente. Es decir, cuando se alinea con su sabiduría innata y permite que sea esta la que guie su vida, sus pensamientos y sus acciones. Cuando nos respetamos a nosotros mismos sabemos lo que valemos por el ser único, individual, humano y espiritual que somos, y nos conocemos tanto por fuera como por dentro. Respetarnos es aceptarnos tal y como somos, con toda la gama de virtudes o defectos que podamos tener sin juzgarnos ni castigarnos. Al respetarnos estamos honrando nuestro derecho a existir porque amamos nuestra vida y las posibilidades infinitas que la misma nos ofrece.

El respeto es un gran valor moral que se aprende y que se gana o adquiere. No se puede obligar a sentir respeto por nada ni por nadie si la persona que lo debe sentir no lo siente como verdadero. Un padre no puede exigirles a sus hijos que lo respeten por el simple hecho de ser el padre. El respeto se gana. Un hijo que admira y aprecia a sus progenitores los va a respetar incondicionalmente, pero si estos lo humillan, lo desprestigian, lo ignoran o lo castigan injustamente, el hijo no los va a respetar. Les podrá tener miedo, pero eso no es respeto.

Respetar conlleva el ser tolerante. Podemos admirar y respetar a alguna persona a pesar de que no estemos de acuerdo con todas sus ideas, ideologías o idiosincrasias. Se puede respetar a quienes profesan otras religiones, a quienes viven un estilo de vida diferente, y a quienes difieren en pensamientos a nosotros.
El respeto incluye la diversidad tanto de géneros, ideas, pensamientos y formas de actuar. Respetar no significa seguir ni estar de acuerdo con todo, significa que se admira a la persona y se le tiene consideración.

Recuerda que el respeto es quizá el pilar más importante en las relaciones con otras personas y que cuando se pierde es muy difícil volverlo a recuperar.

Donde hay respeto reina un ambiente armónico, cordial y amable que permite la armonización de la individualidad del ser con el colectivo. El respeto a los demás es una de las mayores virtudes del ser humano.

(Mayte Prida/Nueva Mujer).

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