¿Qué mundo vamos a dejar a nuestros hijos?

Cuando nos creíamos dueños del mundo, cuando el futuro fríamente calculado nos aseguraba el porvenir, la pandemia vino a movernos el tapete dejando al descubierto el riesgo de vivir.Después de 6 meses encerrados salimos a la calle y el mundo había cambiado.No es solamente el fantasma de un virus desconocido lo que nos tiene inquietos, es la crisis económica y la inestabilidad política consecuencia de la incapacidad del gobierno lo que alimenta nuestros miedos y temores.

Acabo de hablar con una amiga muy angustiada por el mundo que les tocará vivir a sus hijos y a sus nietos,y yo me pregunto: ¿Qué habrán pensado nuestros abuelos que vivieron durante la Revolución? ¿Qué hicieron cuando la efervescencia política y las penurias económicas azotaban a todo lo largo del país, cuando estuvo amenazada la libertad religiosa en épocas de la Persecución Cristera o cuando se desataron las dos las Guerras Mundiales?

Lo que hicieron fue afrontar lo que les tocó y seguir viviendo, de otra manera ni tu ni yo estaríamos aquí.La vida es una caja de sorpresas,se nos olvida que el cielo no está en la tierra, que estamos de paso, que para caerse del caballo solo hace falta subirse y que para afrontar la vida como venga, con sus alegrías y sus tristezas solo hace falta estar vivos, solo hace falta vivir.

¿Que qué futuro les va a tocar a nuestros hijos? no lo sabemos. Nadie tiene la vida comprada, no existe seguro contra las dificultades ni fórmula mágica para evitar a toda costa el sufrimiento. Más que preocuparse por el futuro de los hijos hay que ocuparse en equiparles bien para el camino,en darles una buena formación: que sepan distinguir entre el bien del mal, que no todo les de igual, que piensen en los demás, que sean generosos. Que aprendan a ser felices con lo que venga, que usen bien de su libertad, que confíen en sí mismos,que sepan contar con los demás y lo más importante,que su confianza se finque en Dios quien todo lo puede y a quien tendrán que rendir cuentas.

Alguien me dijo una vez que más que preocuparnos por el mundo que vamos a dejar a nuestros hijos, hay que ver que hijos vamos a dejar a este mundo. Caí entonces en cuenta de la importancia de los padres.Comprendí que si el mundo en cuestión de valores anda de cabeza es porque los padres no invertimos suficiente tiempo, conocimiento y energías en equiparlos bien para el camino, en amueblar sus cabezas con conocimientos verdaderos,en alimentar sus corazones para que sean hombres y mujeres de bien.

Ciertamente no todo depende de los padres. No sería justo sentarnos permanentemente en el banquillo de los acusados sin entender que los hijos son libres, son también hijos de su tiempo. No es posible meter mano dentro de los hijos para que quieran y entiendan pero es mucho lo que se puede hacer desde fuera: orientarlos, motivarlos, estar cerca atentos a sus necesidades, desde luego exigirles y ante todo quererlos. Como dice un proverbio inglés:no podemos obligar a los caballos a que beban, pero si acercarlos al abrevadero cuando tengan sed.

PAZ FERNÁNDEZ CUETO

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