Un año de trabajo de la actual legislatura Federal -la LXIV- es también un primer aniversario de gobierno real de López Obrador, aunque haya tomado posesión hasta el 1 de diciembre.
La manera sumisa y entreguista en la que se ha comportado la bancada de MORENA y sus aliados en el Congreso de La Unión y muy en particular la Cámara de Diputados es una prueba más de que en México se intenta reconstruir un régimen presidencialista, como esos que hundieron al país las últimas décadas del siglo pasado y que ocasionaron la necesidad de implementar esas medidas duras a las que ahora culpan de la debacle.
Por supuesto ellos siempre tienen “otras cifras”; pero también tienen muy mala memoria y se les suele olvidar que, cuando algunas medidas neoliberales comenzaron a ser implementadas en México, fue porque el país se encontraba ante las que todavía son las peores crisis que haya vivido en tiempos posteriores a la Revolución. El entreguismo y la actitud servil de los legisladores federales precisamente encuentra su mayor problema en su incapacidad para frenar ese inútil intento por volver al pasado.
Así, quién realmente legisla en el país desde hace un año es Andrés Manuel López Obrador. Todo ha sido acomodando a su gusto, con muy pocas excepciones gracias a la resistencia, a veces insuficiente, que surge desde el Senado. La única buena noticia de que el Congreso esté en absoluta disposición de servir al Ejecutivo y no a los mexicanos en su conjunto es que no tiene pretextos ante la evidente falta de resultados. Si sus antecesores en la Presidencia se justificaron alegando que el Congreso no los dejaba gobernar, AMLO no tiene excusas. Ha hecho lo que ha querido con las leyes y ahora debe asumir toda responsabilidad ante el evidente fracaso.
Para colmo, las pocas iniciativas que desde el Congreso se han realizado, resultan ser barbaridades. La más reciente, la puntada de los legisladores del Partido del Trabajo, de amagar con regular a los medios de comunicación para obligarlos a hablar bien de lo que ocurre en la 4T. Así se las gastan estos genios del autoritarismo que poco a poco van perdiendo el pudor y se atreven a decir con más claridad lo poco que les gusta la democracia.
@marcelotorresc