La salud de una sociedad reside en su capacidad de reponerse a las crisis. En advertir que la enfermedad o la crisis no compromete lo vital. Una buena salud no exime o libera de la enfermedad, sino que la contiene protegiendo lo esencial, lo importante. Los países, así como los individuos, expresan su cultura sobre el resto, colocándose en una palestra internacional que pondera, no sólo su naturaleza, sino los hábitos y sistemas que permiten afrontarlas. Siguiendo el pensar de Patrick Lencioni, una organización es exitosa cuando es inteligente y saludable, lo primero implica usar las herramientas para resolver y lo segundo afrontar los desafíos sin desfallecer. La dinámica de un país es igual, atender las dolencias evitando que esos males comprometan lo vital aplicando para ellas herramientas útiles a nuestro tiempo y nuestro espacio.
Antes, durante y posterior a una crisis buscamos siempre ventajas, percepciones a nuestro favor, que son razones que nos afianzan y dan sentido a lo que queremos hacer. La ventaja que literalmente era la parte delantera de una nave, desde el siglo XII comenzó su uso figurado para dar nombre a un comportamiento tan humano, que encierra ambición.
Las ventajas se descubren y estoy convencido que toda situación, incluso la más mala puede tener una ventaja. El arte de encontrar ventaja es muy importante en estos tiempos, MORENA sigue encontrándola en los números y popularidad del Presidente López Obrador, tanto que en recientes reuniones partidistas su dirigente expresó que el propósito del partido es continuar con la transformación iniciada por el mejor presidente del México contemporáneo. En todas las trincheras se buscan las ventajas, pues la competencia es muy humana. Hoy vivimos el ciclo, tras la pandemia y entre la economía que se vivió en los tiempos del renacimiento, cuando el pensamiento buscó resetearse cambiando los centros y poniendo nuevas ventajas.
Habrá que sacar ventaja del retorno al nacionalismo, de los límites impuestos a la globalidad y la evidente ausencia de un liderazgo mundial. Pero también habrá que sacar ventaja a la negación que se vive en los gobiernos populistas, a los golpes a la libertad y también a la ausencia de una política reactiva en temas sanitarios. Aunque el mundo sea diferente, tendremos los mismos actores y el escenario será igual, buscaremos las añejas emociones y construiremos un mundo más limpio y quizá no tan justo, pero seguirá buscándose la ancestral ventaja.
La conquista de los pueblos prehispánicos no fue por el poder o la fuerza, ni por la viruela o gripe, fue por la ventaja que había nacido y se había mostrado, entre los pueblos aliados y los pueblos atemorizados.
Detectar una ventaja hace que las crisis caigan bien, por más que ellas nos duelan. Porque buscamos sentido siempre a los dolores, ese significado que conlleve algo de propósito. Pero el buen discurso es el que lo encuentra, no el que desea solamente. Hasta siempre tendremos ventaja, parece que nos arrastra. El populismo está amarrado a la ventaja también, porque ¿Qué sería sin la ventaja?