¿Hacen lo que quieren porque somos agachones? Es esa la idea que tienen Los Moreira de nosotros. De ser así, tenemos sin duda el gobierno (el moreirato) que merecemos. Pero, si no es de esa forma como somos en Coahuila, entonces el agravio es doble. Nos friegan porque nos toman la medida.
Y aunque este desgobernador de ahora es peor que el otro y el otro es muy malo, (malo y maldito), la cosa no está mejor en la idea que se formaron juntos, para jodernos. De cualquier forma reflexiono en cómo nos ven (agachados, entregados) y en si les hemos dado motivos. Pensemos un poco, con seriedad.
Si pudimos frenar a la señora Carolina Viggiano en su afán de aprobar el aborto en Coahuila, conviene preguntarnos ¿por qué? Fácil señores, porque como sociedad de principios y valores, nos unimos en favor de la vida.
No hicimos lo mismo para detener las adopciones homosexuales (que mayoritariamente se rechazan), o los derechos de las concubinas (que quitan el dinero a los hijos y esposa), o la ley de pensiones (que pretende que el estado no cubra las prestaciones sociales a educadores), o el sistema anticorrupción (que cubre la salida de Los Moreira). Y tantas leyes anti sociedad y anti familia.
Nada hacemos para detener al congreso y a los traidores diputados que votan para legalizar cada ocurrencia del ocurrente, limpiar su mugrero y validar su gandalla. Como tampoco rechazamos contundentemente esas leyes con las que no estamos de acuerdo (porque no contienen el sentir social) y no fueron consultadas.
No nos unimos para detener la deuda de Humberto y la deuda de Rubén, ahora a pagar por nosotros por 25 años (megadeudas, millonarias, fraudulentas, criminales). No nos unimos para linchar a los canallas, para exigir auditoría federal (ASF, PGR, Asociación de Bancos, etc.).
Nada hicimos. Nada hacemos para detener el saqueo a la tesorería, el enriquecimiento de gobernadores del moreirato, gabinetes, socios y tapaderas. Nada para detener el saqueo a fondos de pensiones del magisterio, universidades, estado y municipios. No apoyamos a los maestros, ni ellos se apoyan.
Nada hicimos en campaña para detener el fraude evidente, el gandallismo del gobierno y la parcialidad del árbitro en el robo electoral. Nada hicimos para unirnos en contra del gobierno que se perpetuaba en su delfín. Ahora sí, estamos unidos para defender la anulación (hacemos bien). Tarde entendemos las lecciones.
Una explicación, a manera de preguntas.
¿Tenemos flaca la dignidad y gordos los intereses (negocio, proveeduría, obras, aviadores y pagados en nómina, voto duro, voto del hambre, voto del miedo)?
¿A la IP, con muy honrosas excepciones, le bajan el volumen al discurso con contratos, proveedurías y prebendas; les influyen desde el gobierno en las dirigencias de las cámaras y organismos empresariales (que son de ellos), y terminan siendo oficinas de loa al gobierno; los espían y chantajean, tomándose fotos con ellos y usando su buen nombre para validar proyectos fraudulentos?
¿A los medios les llegan al precio, los espían y chantajean, los amenazan y persiguen; los usan para maquillar cifras, para inventar obras y para engañar al pueblo, (sanchito que cree lo que lee, sin contrastar, en tanto lo desvalijan)?
¿A tanto vividor del voto duro y a tanto hambreado que vende su dignidad y familia por una despensa con gorupos o un tinaco para un ejido sin agua; los compra la ocasión, los convence la mentira y los entrega su sin valor?
No sé si somos una sociedad agachona.
No sé si eso piensan los gandallas; pero sí sé que eso parecemos. Nunca es tarde para reaccionar. Coahuila es hoy tierra de hambre y pobreza, de desempleo y mala paga, de corrupción, sobornos y crimen auspiciado desde el gobierno. Es fraude financiero y es fraude electoral. Somos conocidos por el mundo, de forma ingrata.
El otrora buen nombre de Coahuila, se arrastra por el suelo y este amado suelo, está lleno de inmundicia. Si estando de pie nos embarramos, estando agachados esa inmundicia nos cubre de pies a cabeza. ¡Enderecémonos y seamos dignos!
Dios bendiga a Coahuila y la libre de los traidores.