La Conquista española se debió, entre otros, a determinados factores: mejores armas, mayor conocimiento en el arte de la guerra, reclutamiento de pueblos enemigos de los aztecas y el contagio de la mortal viruela. Pero, según narra la historia, hubo un acicate adicional que modificó la actitud de los conquistadores, eliminando toda posibilidad de retirada: Hernán Cortés mandó quemar los barcos en los que llegaron.
La política social de nuestro país ha venido evolucionando con los años y con las ideologías de los gobiernos en turno. Durante la época populista, y con el pretexto del “boom” petrolero, los apoyos sociales se otorgaban masiva e indiscriminadamente, generando como consecuencia el agotamiento de las arcas públicas y el arraigamiento generalizado de la pobreza.
Después, los llamados gobiernos neoliberales cambiaron la estrategia y propusieron las transferencias condicionadas: el beneficiario seguiría recibiendo los recursos de manera temporal hasta que abandonara su situación vulnerable. Pero esto no sería gratis, pues los comprometía a realizar ciertas acciones.
Así surgió el “Programan Nacional Solidaridad” (Pronasol), que cambiaría de nombre a “Oportunidades” durante las administraciones panistas. Ahora se denomina “Prospera”, y consiste en que las amas de casa reciben un subsidio, pero condicionado a utilizarlo exclusivamente en la alimentación, la salud y la educación de sus hijos. Y así lo tienen que comprobar.
A través del INAES, SAGARPA y el DIF, entre otras entidades, se han generado, también en favor de éstos y otros grupos, apoyos a fondo perdido para proyectos productivos, con el objetivo de generar una fuente de ingresos y abandonar su condición de pobreza.
Muy loables esfuerzos sin duda. Para evitar que esas intenciones naufraguen deben ser soportadas por un incentivo del tipo “fracasar no es una opción”. Está comprobado que esos mismos proyectos se tornan milagrosamente exitosos cuando reciben un crédito.
Afortunadamente, la política pública nacional transita en esa dirección. Muchos de los apoyos ya se empiezan a otorgar a través de la Banca de Desarrollo para constitución de garantías o reducción de las tasas, pero siempre orientados a fomentar el crédito como estrategia de combate a la pobreza.
Nuestra gente es responsable, y cuando recibe un préstamo, sabe responder. Al adquirir un crédito están, como Cortés, “quemando sus naves”. No hay marcha atrás. Por tanto, su única opción es hacer rentable el negocio.
Así crecen ellos, y crece México también.