Falsas premisas nos enseñaron a creer que los estándares de comportamiento, apariencia, capacidad de compra o intereses de los individuos se pueden usar como elementos para clasificar y agrupar a la gente por afinidad.
Estas visiones son tan relativas como las que indican que la personalidad de alguien depende fundamentalmente de su entorno inmediato, ya que podemos observar como en los núcleos familiares mas sólidos se encuentran diferencias absolutas entre cada uno de sus miembros. La idea de juntar a personas por afinidad particularmente reuniendo a los “Normales” y rechazando a los “Raros” ha generado desde la antigüedad aberrantes odios e injustas segregaciones de personas, entre los motivos de estas discriminaciones encontramos a la raza, al credo o a las preferencias sexuales, y debemos resaltar que la segregación por genero es un baldón que pesa horrores sobre la humanidad, esta marginación ha afectado por siglos a mas de la mitad de la población mundial y en consecuencia limita el mejor desarrollo del planeta entero.
El fondo de ese comentario no tiene que ver con los derechos de las mujeres, y tampoco pretende fundar un nuevo bastión feminista, ideario que por su nombre resulta tan negativo como cualquier agrupación de personas cuyos objetivos partan de juntar a elementos parecidos, por el contrario, el fin de estas palabras es observar lo lacerante que resulta usar como adhesivo a las similitudes, ya que sin notarlo generamos segregación, debemos entender el daño que causa no contar con elementos diversos en nuestros grupos, es necesario captar lo corto de miras de quienes evitan las mixturas y desalientan las mezclas en negocios, escuelas, centros de diversión, en la vida política y en fin en todo lugar que requiera de la asociación humana para existir.
Evitar la discriminación se dice de manera fácil, sin embargo requiere un esfuerzo monumental para llevarlo a la practica, debemos comprender que en ocasiones resulta complejo admitir a nuevos miembros en un grupo de amigos; que es difícil permitir la entrada a mujeres al club de Tobi, y que salir de la tierrita es toda una odisea para quien pretende integrarse a una cultura diferente, a un nuevo trabajo o a un club social o de servicio.
La causa principal de las separaciones es producto de una educación añeja, instrucción que se ha inculcado desde la infancia a la mayoría de los seres humanos y que sigue vigente en un gran número de países. Este fenómeno afecta a naciones del primer mundo y es aún mayor en las del tercero, pero es de observarse que la necesidad de compartir el espacio con personas diferentes genera riqueza en la sociedad y aún cuando los individuos sigan repeliendo a ciertos grupos minoritarios por motivos como el color de la piel, las ideas religiosas, u otras razones intrascendentes, las culturas tienden a mejorar cuando la historia los obliga a compartir y sus miembros aceptan una nueva realidad ante la imposibilidad de vivir disociados.
Hoy comprendamos que ya sea en el hogar, en los negocios o en la política, el único camino transitable para la humanidad implica la asociación, la homogenización cultural y la tolerancia, ya no podemos seguir dividiendo, la casa cada día es mas pequeña y sus habitantes somos muchos, por lo tanto, o aprendemos a convivir o los que sepan como hacerlo nos sacaran por la ventana.
¡Que Dios Nos Bendiga!
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