Reflexión, única palanca del cambio verdadero

• “Para los que presagian la ruptura del orden sólo cabe nuestro rechazo unánime”: Roberto Rafael Campa Cifrián, secretario del Trabajo

• En un contexto de fervor electoral nacional, se pronunció porque la política “se conduzca con madurez, no sólo con ocurrencias”

David Guillén Patiño
columnasdemexico.com

Saltillo, Coahuila, 26 de marzo de 2018. – En lo que parece la confirmación de que el gobierno de Enrique Peña se encuentra inmerso en el actual proceso electoral, como lo aseguran partidos de oposición, Roberto Rafael Campa, secretario del Trabajo y Previsión Social (STPS), arremetió contra quienes “proponen cambios sin rumbo”.

“La única palanca para iniciar los cambios verdaderos es la reflexión colectiva, pausada, juiciosa”, remarcó el funcionario, al pronunciar, en representación del presidente Enrique Peña Nieto, un discurso en la ceremonia conmemorativa del aniversario 105 de la firma del Plan de Guadalupe, en la histórica hacienda de Guadalupe, del municipio de Ramos Arizpe.

Ante el gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme Solís, y representantes de los poderes legislativo y judicial, como del ejército, el ex candidato del partido Nueva Alianza a presidente de la república evocó, en la misma línea de consignas, una frase de Voltaire: “Quienes nos hacen creer en disparates nos convocarán después a cometer atrocidades”.

En medio de la controversia político electoral que priva en el país, con motivo de los próximos comicios presidenciales, Campa Cifrián dijo: la política demanda pasión y, a la par, mesura, dominio de sí mismo”, así mismo, que “se conduzca con madurez, no sólo con ocurrencias””.

“En el momento del diálogo, del intercambio de propuestas y de ideas, hay que restaurar la política, empezando por restaurar el discurso político y devolver las palabras a su auténtico significado”, refirió enfático.

“Debemos privilegiar –dijo– un debate caracterizado por la madurez política, en el que el análisis y la razón desplacen a las reacciones dogmáticas y autocomplacientes”.

En su intervención de 15 minutos, el secretario Campa Cifrián estimó que el Plan de Guadalupe “no es un texto seco, ni cristalizado; es un texto vivo, y su legado es clave”.

“Para los que presagian la ruptura del orden sólo cabe nuestro rechazo unánime; con las instituciones, todo, incluso su cambio; contra ellas, absolutamente nada”, proclamó.

Rememoró que Carranza se abocó, primero, a establecer el imperio de la ley, de las instituciones; luego, “sin pausa y sin prisa, sin improvisaciones, en forma ordenada y juiciosa, elaborar todos juntos las propuestas de reformas que el país necesitara”.

“Ese es el doble legado histórico de Carranza, siempre oportuno, nada que atente contra las instituciones, reformas bien estudiadas, juiciosas, porque, lo sabía Carranza, los cambios improvisados suelen ser muy dañinos, en muchos casos irreparables”.

“Más que una explosión de pasiones –reiteró–, el cambio debe caracterizarse por la movilización de las inteligencias. La única palanca para iniciar los cambios verdaderos es la reflexión colectiva, pausada, juiciosa… Hay quienes olvidan y regatean lo alcanzado y proponen cambios sin rumbo”.

La siguiente declaración le valdría un aplauso de la concurrencia: “La conversación que exige la circunstancia actual no debe dejar de lado las lecciones que nos lega el Plan de Guadalupe: la templanza con la que Venustiano Carranza enfrentó al usurpador de la presidencia de la república y su enorme capacidad para conseguir un mejor futuro”.

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